El verano pasado cuando nos planteábamos un destino para nuestras vacaciones, acordamos que debía ser un destino nacional, sí, por aquello del idioma... atractivo en cuanto a sitios que visitar, pero cómodo para estar relajados en familia. Todo esto más una buena oferta de avión dio como resultado Mallorca. Y acertamos de pleno... Es una isla llena de posibilidades, se pueden hacer planes de todo tipo: naturaleza, playa, visitar monumentos, pasear por pequeños pueblecitos, practicar todo tipo de deportes, y un largo etcétera.
Una de nuestras primeras visitas, fue al Mirador de Sa Creueta o El Colomer y la Cala Formentor, ambos están situados en el noreste de la isla, muy cerca de la localidad de Pollença, a unos 65 km de Palma. En nuestro caso, en vista de que la combinación de transporte público, horas punta, carrito y niño, daba un resultado bastante agobiante y agotador, decidimos hacer esta visita por medio de excursión organizada.
A primera hora de la mañana nos recogieron en nuestro hotel con un autobús descapotable, lo que resultó la mar de agradable para ir viendo la bahía de Pollença.
Nuestra primera parada fue al Mirador d´es Colomer. La panorámica que se tiene desde lo más alto es espectacular. No me suele gustar decir que sería "visita obligada" pero de verdad que merece mucho la pena. Es una de las típicas postales de Mallorca, precisamente por esto, es mejor evitar las horas centrales del día, pues es cuando más gente lo visita. Nosotros fuimos por la mañana pero nos comentaron que al atardecer también es muy bonito.
Tras visitar el mirador hicimos camino hasta Cala Formentor, una de las más famosas de la isla, y con razón, porque es preciosa; Rodeada de naturaleza, con arena blanca y finísima. Muy estrecha, de hecho hay zonas en las que los pinos casi llegan hasta la orilla. Sus aguas son cristalinas, apenas hay olas por lo que resulta una playa muy tranquila, ideal para ir con niños. Esta cala tiene bandera azul, cuenta con bastantes servicios: sombrillas, hamacas, deportes de agua o chiringuito, entre otros. Aunque esto también quiere decir que en las horas centrales del día puede estar algo concurrida. Nosotros preferimos andar unos metros más por un camino de tierra y quedarnos en una zona de arboleda algo más tranquila.
Para llegar hasta allí, si vais por libre, tienes varias opciones: Por carretera en coche o bus, aunque esta última es bastante limitada ya que sólo existe una línea de bus, que hace el recorrido Can Picafort - Formentor. O como alternativa, llegar en ferry, para mí la más entretenida y vistosa. Existen barcos que van desde el puerto de Pollença hasta allí. Nosotros tomamos uno de estos ferrys a la vuelta y un paseo muy agradable.
Al llegar al Port de Pollença, nos volvió a recoger el bus, para hacer una panorámica del puerto, y finalmente regresar al hotel.
al final la excursión resultó ser una buena elección, muy recomendable para ir con niños pequeños, pues fue cómoda y relajada, de no demasiadas horas, perfecta para llegar a la hora de comer y pasar la tarde en la piscina del hotel.
Seguiremos contando más sobre nuestra experiencia en esta preciosa isla. Y vosotros, conocéis Mallorca? Repetiríais? ¡Yo sí!...