Pero la principal culpable de todo es la madre. Es mi mujer. Y cuando digo que sin ella yo no sería padre, no me estoy refiriendo a lo obvio. Yo la mayor parte del tiempo no tengo ni idea de lo que hago, casi todo es obra del instinto –¿paternal?, ¿maternal?–, y de la improvisación. Yo no he leído manuales, ni 'estivilles', ni 'gonzález', ni 'montessoris'. Yo nunca tuve la inquietud de tener hijos y criarlos. Pero cuando uno encuentra un motor –EL motor– que todo lo mueve, todo es posible, todo funciona.
Sin ella yo simplemente no podría hacer nada. No es yo-con-ella o ella-conmigo, sino un juntos, es un vivir en equipo. Ella me empuja, me marca el camino, me ilumina, y me acompaña. Ella me ha enseñado todo. A ser padre. El sacrificio que no cuesta. El organizarte alrededor de otro universo. El compartir lo que ya es de todos, no sólo el tiempo, también la cama, la mesa, los abrazos, los sueños. El valor de cada hora que oaso con ellos. Y no es una maestra dura ni exigente, sino la compañera que comparte todo, y que siendo madre me enseña a ser padre, nos enseñamos. Juntos. Soy padre por ella.
¡Feliz Día del Padre! ¡Y que la fuerza os acompañe!