Cuando se habla de mamás a tiempo completo muchos podemos pensar que se trata de una madre que se dedica a sus hijos las 24 horas del día. Otros, por el contrario, pueden pensar que madres a tiempo completo somos todas, porque no hay un solo momento del día que no se sea madre. Como todo, es una cuestión de opiniones.
Madres somos todas, y por nuestras circunstancias personales algunas mujeres tienen un trabajo remunerado fuera del hogar, otras estudian, otras no trabajan y se dedican al trabajo del hogar, al tiempo que cuidan-educan-crían a sus hijos. Existe un amplio abanico de posibilidades.
Pero a raiz de la creación del Grupo de Madres, se ha hablado más del término madre a tiempo completo.
Cuando ideamos este grupo, pensábamos en mujeres como Mamá (contra) corriente, como yo, o como tantas otras que circulan por la blogosfera, mujeres que (da igual el motivo) han aparcado su momento laboral para dedicarse al cuidado exclusivo de sus hijos. Es una decisión personal, desde luego, pero una decisión que tiene una serie de consecuencias.
En un momento social donde lo indicado es la combinación trabajo-guardería/abuelos/familiar (que atienda y cuide a los hijos), decidir que una misma se ocupa de la crianza es sacar los pies del tiesto. Pero nos damos cuenta que los tenemos fuera cuando estamos embarcadas en la aventura. Y nos damos cuenta porque las personas que circulan alrededor nuestro nos preguntan asombrados, nos aconsejan, nos sugieren otros métodos e incluso se permiten juzgarnos.
¿Qué sucede entonces?, pues sucede el aislamiento, la soledad, la incomprensión y sobre todo las dudas. La eterna pregunta es ¿lo estaré haciendo bien?, ¿me estaré equivocando?. Se nos cuestiona tanto que al final las dudas nos atormentan. Si el niño no come, si tiene berrinches, si no duerme de noche, si se muestra caprichoso, todo tiene una única causa: el niño le tiene tomada la medida a mamá. A mamá que está con él todo el día y le consiente mucho.
Y si encima esas madres no tienen apoyo y comprensión familiar, ¡apaga y vámonos!. ¿Con quién hablará esa madre?, ¿a quién contará sus miedos?. Obviamente a su pareja, que seguramente tendrá una larga jornada laboral. ¿Y el resto del tiempo?.
¿Qué ocurre con una mama trabajadora?, es una mujer que hace lo que la sociedad espera de ella, trabajar. Durante el tiempo que está fuera sus hijos son atendidos y cuidados en guarderías, o por la familia, o por un cuidador. Pero está socialmente aceptada, no recibe presiones externas, es incluso alabada por ser capaz de trabajar, ser madre, atender a la familia, ser pareja, esposa, ¡¡es una superwoman!!. E incluso, y sin pretenderlo, se crea su propio grupo de madres, amigas, compañeras de trabajo, con quien intercambiar experiencias de madre, con quien compartir las idas y venidas de los hijos, el café de la mañana en el trabajo, el rato de la comida, las charlas informales. Todo ayuda a que se sienta acompañada y entendida.
¿Esta mujer es una mamá a tiempo completo? Por supuesto que siempre es mamá, por encima de todo, ¡como poner eso en duda!, pero gracias a la escapada (a veces muy sacrificada, me consta), logra algo muy importante para cualquier se humano, la aceptación.
Una mujer dedicada a la crianza de los hijos no tiene esa misma aceptación, no está igualmente valorada, porque "como estás en casa, qué suerte tienes". Con este tipo de expresiones nos damos de bruces día sí y día no.
Y eso es lo que yo quiero, valorar a esas mujeres, darles su espacio para compartir, para sentirse únicas e importantes.
Puede que no estéis de acuerdo conmigo pero en mi vida laboral me he sentido muy valorada, muy apoyada. En mi faceta maternal, no tanto y desde que no trabajo, menos aún. Esto es lo que yo siento, lo que percibo, lo que me han hecho sentir. Puede que esté equivocada, pero si hay otra madre que se haya sentido así, la quiero a mi lado, para poder compartir todo esto.