Tengo claro que cada niño es un mundo y que aunque a veces, inevitablemente, tendamos a generalizar o incluso a comparar... No hay manuales universales ni libros de instrucciones. Cada niño funciona de una forma, ¡gracias al cielo!
Pichu es de una manera, con cosas comunes y no a los niños de su edad, y Rubiazo es diferente a su hermana.
Pichu es muy de hablar las cosas, de exteriorizar bastante bien lo que le inquieta o preocupa (es mujer, vaya. ¡Ups! Que generalizar no está bien).
Y precisamente ayer por la mañana, mientras hablábamos sobre la noche, sobre cómo había dormido y cuánto, me preguntó si la medallita de papel que había visto ayer en el salón podía ser ya suya porque había dormido de tirón. Al decirle que esa medalla era para cuando, al acabar el cuento, se quisiera quedar ya sola y relajada en su habitación, lista para dormirse... me confesó, muy angustiada y llorando: "Pero es que dormirme sola me asusta", en un claro grito de auxilio y de frustración como si quisiera decir "nunca conseguiré la medallita de papel".
Y a mí se me partió el alma. Se me partió el alma porque yo mejor que nadie sé qué es tener miedo a la oscuridad, no querer cerrar los ojos por la noche por si... O taparte hasta la cabeza con la sábana aunque te estés asfixiando viva.
Así que la abracé lo más fuerte que pude y me propuse calmarla y tranquilizarla a base de muchísimo cariño y empatía, con el deseo de averiguar qué podía asustarla tanto.
- Mi vida, tú sabes que aquí en casa estás segura, ¿verdad? Aquí estás protegida porque tanto papá como yo somos los guardianes de este castillo, y somos fuertes (bueno, yo soy una canija, pero si me pongo...) y valientes (vale, sólo soy valiente con ellos, sola sigo siendo a veces una cagarruta, es lo que hay), y también tenemos al Rubiazo, que sabes que aunque es bebé nunca dejaría que te pasara nada, porque él también te adora.
- Sí... (aún con restos de soponcio momumental).
- Entonces, cielo, ¿qué es lo que te asusta? ¿A qué le tienes miedo?
- No lo sé... (y vuelta a empezar con los lloros totalmente desconsolados).
Con su última respuesta me vi a mí misma muchos años atrás. Yo también tenía miedo a la oscuridad, o a la noche, o a la soledad tal vez... Pero a nada en particular.
Así que yo más que nadie he de brindarle toda la comprensión del mundo a mi pequeña, y saber que, aunque de normal se gestiona ella solita sus idas y venidas por casa, cuando dice "¿me acompañas?" lo hace porque siente que hay algo que no le deja ir sola, y no hay más, no pasa nada. Es muy madura en muchos aspectos para su corta edad, responsable en exceso a veces, cosa que nos mal acostumbra, y sin embargo ¡aún es una pitufa!
Los padres actualmente tenemos tanta información y, sobre todo, tanta opinión y tanta gente con necesidad de aconsejar, que en determinados momentos normales de agobio o simplemente de duda, caemos en la trampa de abrir las orejas demasiado y cerrar el paso a nuestro instinto. Y entonces pasa lo que pasa, que llega la contradicción a tu vida y acabas sintiéndote peor que al principio de empezar la historia.
Cada niño es un mundo, y Pichu, dentro del suyo particular, aún necesita que, si al acabar de contarle sus dos cuentos no se ha quedado "frita", nos quedemos con ella un rato PORQUE TIENE MIEDO. Ha habido épocas en las que no lo ha necesitado, sin embargo, ahora que parece tan mayor en muchas cosas... ¡Nos necesita de nuevo!
¡Anda, y tanto! Está en la edad del despertar de los miedos a lo desconocido, a los seres que no existen y a la incertidumbre en sí. Pues tranquila, hija, que nosotros no vamos a dejarte llorando en tu camita. Porque, aunque como todo padre, tenemos momentos de duda razonable, también tenemos claro que a nosotros lo que siempre nos ha funcionado es LA NATURALIDAD, EL INSTINTO, tratar las cosas con toda LA NORMALIDAD del mundo, y ya pasará...
Ha habido momentos de agobio, de escuchar voces que te dicen "pues el método Estivill...". Pues no. Cada uno somos de un planeta, y yo respeto a todo alienígena que no venga del mío propio, pero de ahí a compartir ciertas maneras de hacer las cosas, va un mundo. Y ya os digo, en un momento de debilidad y cansancio extremos, Estivil vino a visitarnos. Lo tiré al minuto de estar aqui, justo lo que dura la primera tortura, justo lo que fue el minuto más largo de nuestra vida como papis: oír llorar a Pichu desconsoladamente mientras pensaba "¿pero qué coj... narices estamos haciendo?". JAMÁS volveré a dudar de mi instinto. Y si lo hago, por favor, que alguien me pegué una colleja de las que pican.
El señor Estivil lo dejo para aquellos papis que piensen que necesitan crear un patrón de sueño más allá de la rutina del cuento y de repasar juntos el día. Personalmente pienso que el método busca más la comodidad de los progenitores que la de los niños, ya que para nada se basa en las necesidades y particularidades de cada hijo, y generaliza, vamos, los "aborrega", siguiendo la actual corriente mundial de globalizarlo todo, hasta el sueño. Nadie dijo que la ma/paternidad era un camino de rosas ni un vuelo directo a la comodidad, así que no nos engañemos: NUESTROS HIJOS NOS NECESITAN. Y como precisamente la comprensión, el amor y la empatía no están reñidas con el cansancio y más ahora que Rubiazo está en nuestras vidas, es por eso que hay momentos duros, desesperantes y de locura paterno-filial. Pero oigan, nadie dijo que esto era fácil. Se supone que la ma/paternidad es un camino conjunto hacia la madurez, el aprendizaje y la plenitud.
Mientras todo eso llega, si es que tiene que llegar, nosotros te contaremos cuentos para dormir que te ayuden a vencer tus miedos, o al menos a suavizarlos, y te daremos la mano fuerte, o te abrazaremos, te acariciaremos el pelo y te veremos cerrar tus lindos ojos azules, que se apagarán tranquilos para prepararse a vivir las aventuras de un nuevo día. Además, cuando Rubiazo duerma contigo seguro que seréis vosotros los que nos echaréis de vuestra habitación para, nada más salgamos, encender las linternas y jugar a hacer sombras, contaros historias o haceros rabiar... Y de pronto un día sabrás que los miedos se han ido para no volver y que la oscuridad puede ser divertida.
Pero mientras eso llegue, PUEDES CONTAR CON NOSOTROS. Has de pasar tus miedos y no vas a hacerlo sola, pequeña. Y por supuesto, TENDRÁS TU MEDALLA DE PAPEL, porque para ti ya es todo un logro dormir de tirón. Y nosotros estamos orgullosos de cada pequeño avance que haces, pequeña VALIENTE.
CON M DE MAMÁ y de Miedo a la Oscuridad