¡Mamá… no!

Por Alfonsin

Nadie dijo que educar a los hijos era fácil. Pese a que en este sentido las abuelas son una inmensa fuente de sabiduría, muchas veces los consejos no son tan eficaces en su aplicación práctica. Lo importante es no desfallecer, insistir y ser pacientes. Y que conste que con insistir no me refiero a estar dale que te pego con el niño y perseguirlo por toda la casa para que recoja sus juguetes. Se trata de ser constante en el cumplimiento de las normas y convertirlas en un ritual diario que le permita involucrarse en la rutina.

Desde que soy madre mis preferencias televisivas han cambiado un poco, me he convertido en fan de Supernanny. Ella sugiere que debemos pedir las cosas solo una vez. Ejemplo práctico:

Escenario: Una niña tiene todos los juguetes en el suelo de la habitación.

- Montse ¿has terminado de jugar?

- No.

- Pero tienes que guardar tus juguetes porque vamos a dormir.

- Mamá… ¡no!

La niña pasa de ti y se sienta nuevamente a jugar. Ante tal comportamiento hay tres escenarios posibles:

a) Pierdes el control y empiezas a gritarle para que te haga caso.

b) Le pides por favor, y con paciencia, que recoja sus cosas. La niña no lo hace y optas por recoger tú.

c) Después de pedirle que recoja sus juguetes coges una revista o un libro y empiezas a ignorarla.

La mayoría de las madres remediamos el problema con las dos primeras opciones.  Sin embargo, los expertos aconsejan que lo mejor es dar la orden una sola vez. Si se le insiste estás propiciando un enfrentamiento entre tú y el menor. Y si haces tú las cosas estás demostrando tu debilidad. La opción C puede parecer absurda porque el niño sigue jugando y se sale con la suya. Pero si te mantienes firme y en realidad le ignoras, el niño termina por aburrirse y hacer lo que le has pedido a fin de conseguir nuevamente tu atención. Es decir, no hablarás con él hasta que recoja sus juguetes. Punto.

Como os decía al principio, en teoría parece fácil pero enfrentarte con uno de sus pucheritos o ver su carita (tan tierna) mientras llora exigiendo tu atención no es sencillo. Pero es mejor corregir a tiempo que enfrentarse a un caso extremo como este: