Durante el partido vivimos situaciones que son complicadas de explicar a un niño y te das cuentas que "peligra" todo lo que les han intentado enseñar a lo largo de los años, en 90 minutos.
Comencemos con los insultos, entiendo que uno va al fútbol a a desfogarse y que la cosa estaba muy tensa, pero ver las caras de mis hijos mirando a una aficionada que sólo soltaba improperios para el arbitro, el equipo contrario y hasta cuando la cosa estaba calentita a sus propios jugadores...La verdad no tiene precio...
Después de mucho sufrir conseguimos la victoria y se pidió que los aficionados no invadieran el campo...pues no hubo manera...nada más pitar el final del partido, cientos de seguidores se lanzaron al terreno de juego a felicitar a los jugadores. Por supuesto que mis hijos querían saltar aunque yo me negaba...al final pisamos el césped y nos hicimos una foto junto al escudo, que por cierto " mangaron unos aficionados que superaban la treintena con creces".
Así que ya en casa mi hijo mayor me preguntó- " ¿ Por qué hay mayores que a veces no obedecen?
Y yo le respondí con una sonrisa...-.Imagino que por lo misma razón, que tú a veces tampoco me obedeces...