Hace ya más de un año que conté por aquí mis desventuras en eso de querer hacer videojuegos, cuyo alcance se encontraba en mi escala particular al mismo nivel que conducir por mi barrio un Ecto-1 o ser contratado como DJ en la cantina de Mos Eisley. La cosa es que desde entonces he recibido un buen puñado de e-mails de lectores que como yo siempre se han sentido atraídos por este campo creativo tan atractivo a la vez que desconocido. Lo que en su día eran más lamentos que otra cosa se han ido convirtiendo durante los últimos meses en una posibilidad real, y mira tú cómo son las cosas que he acabado trabajando en ello. Efectivamente compañeros, hago videojuegos de los de verdad. O al menos en eso estamos.
Ejerzo de diseñador/creativo en una empresa con cierto renombre que desarrolla videojuegos para plataformas móviles. Ahora mismo estamos volcados en un proyecto para los dispositivos iOS de Apple, y por mucho que me intentara hacer una idea de cómo sería trabajar en algo así, andaba realmente lejos de saber lo complejo que puede llegar a ser. Eso de plantear un videojuego es fácil si se realiza una buena copia de algo que ya existe. El verdadero desafío está en crear algo realmente original que se adapte al público al que pretendemos que vaya dirigido. Una movida que te cagas con un trabajo de documentación y resolución de problemas bastante desquiciante. Y por mucho que me las quiera dar del Miyamoto del sur de Despeñaperros, los quebraderos de cabeza y callejones sin salida que pueden surgir en el proceso tienen tela.
No sería lícito dar detalles en profundidad del proceso de creación o de cómo he llegado a este punto. Basta decir que todos aquellos que me instaban a no tirar la toalla con todo este asunto merecen mis más sinceros agradecimientos.
No voy a decir que a partir de mañana vaya a volver a escribir por aquí pues ya sabes tú cómo es esto. Es como decir que mañana me fumo el último cigarro o que la semana que viene llevo el coche a la revisión, las cosas con calma. Desde luego no hay día que pase en el que no piense en un nuevo artículo o chascarrillo a compartir (mis amiguetes del Twitter o Tumblr bien lo saben) pero la vida aprieta mucho el fistro y el tiempo brilla por su ausencia en esto de sacar adelante una página yo solo a estas alturas de la vida. Independientemente de eso, en poco tiempo os encomendaré a determinados sitios donde voy a colaborar con artículos orientados exclusivamente al tema del desarrollo de juegos y demás tejemanejes de ámbito psicológico a la hora de elaborarlos. Y por supuesto, cuando asome de nuevo los hocicos por aquí os lo haré saber. Abrazos y restregones.
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