La cultura, la intelectualidad siempre ha tenido momentos de aproximación con el mundo del espectáculo, con el "famoseo"; y también el mundo del espectáculo con los intelectuales. Un ejemplo, de estas aproximaciones, se ha producido en la relación "especial" entre toreros e intelectuales.
Juan Belmonte , el torero, con Valle Inclán, Pérez de Ayala, con casi toda la generación del 98, incluso le unió cierta amistad con Ernest Hemingway, quien tuvo a bien incluirle en alguno de sus relatos.
Ignacio Sánchez Mejias, antes de que Lorca inmortalizara su muerte en uno de los más grandes poemas escritos, fue un poco más lejos. El torero actuó como mecenas de muchos de los artistas de su época, incluso participó de forma activa en la preparación de la reunión para celebrar el trescientos aniversario de Góngora en 1927, en la que participaron entre otros Federico García Lorca, Gerardo Diego, Luis Cernuda..
En tiempos más próximos también tenemos algunos ejemplos; la especial relación entre Luis Miguel Dominguín y su familia con Picasso, entre otros intelectuales de izquierdas de la época, como el director de cine Luchino Visconti, quien fuera el padrino del hijo del torero, el cantante Miguel Bossé
Estos acercamientos, más o menos documentados, proporcionaron a los unos y a los otros una dosis de romanticismo, en algunos casos trágico. Luego ya, algunos 'famosos' quisieron ser ellos directamente intelectuales y lo fastidiaron todo, como el caso de la escritora Belén Esteban, ha querido pasar de las pantallas de Telecinco a las estanterías de las bibliotecas, y ha pasado lo que era previsible que pasara......, que se ha convertido en un top de ventas, casi como las memorias de Aznar o Felipe González, pero ni "romántico" ni "cultural", -ninguno de los tres-.
Cádiz, por supuesto, no se ha mantenido al margen de estas simbiosis socio-artísticas-intelectuales. Ya, en la época de los que Fernando Quiñones denominaba "antiguos",-nuestros padres fenicios- el escritor Magon hablaba de las bailarinas gaditanas, y de sus movimientos inspiradores de músicos e instintos y de sus relaciones con estos. El poeta Juvenal nos da más pistas, y escribe que las Puellae Gaditanae, es decir, las mismas bailarinas,pero en latín, con sus castañuelas metálicas "cultivaban las poesías líricas", me imagino que hablaba en plan metáfora, porque Columela no hace ninguna referencia en su obra a este tipo de cultivo. Luego, ya viñeros árabes, comerciantes, algún bucanero, siguieron cultivando estas relaciones e intercambios.
En tiempos más recientes, vamos como el que dice, ahora, nuestra ciudad vuelve a dar ejemplos de personas que voluntariamente, o quizás obligados por las circunstancias, parecen que están en este cruce de estatus. Un ejemplo es el alicantino Alejandro Varela, una de la glorias del fútbol gaditano, convertido, por quien proclama que ella no es mucho de poesía, ni de literatura, ni de fotografía, porque ella es de ciencias, en concejal de cultura. Y no es que yo crea que las personas no puedan querer se intelectuales, que si, que es lo bueno que tiene "la política", puede hacer realidad los sueños. ( Conozco algún concejal de urbanismo que su "caché" es haber trabajado como oficial encofrador en una empresa de construcción). Pero luego pasa lo que pasa.
Un suponer, una inauguración de una exposición de fotografía, el "todo Cádiz" en la sala escuchando a la alcaldesa-diputada, ministro de cultura, comisario de la exposición, artista, y el concejal local de cultura.......Y mi mente vuela, imagina al concejal en calzón, con tobilleras, botas y el balón bajo el brazo, gritando : ! Yo quiero ser intelectual¡ - a lo campesino en Amanece que no es poco-, mientras, Teófila le contesta : ..y yo artista. Me inundo una ola de ternura, soy así.