Ahora que soy mamá, madrugar se ha convertido en mi oasis. En las mañanas es cuando realmente tengo tiempo para mí porque el resto del día estoy entre el trabajo, los quehaceres del hogar y la familia. En las madrugadas, mientras todos están durmiendo, yo aprovecho para darme ese bañito con burbujas que tanto me tranquiliza, tomo mi cafecito con tranquilidad, puedo hacerme tratamientos faciales sin prisa y puedo relajarme y meditar con facilidad porque el silencio es el rey.
A mí me pasaba hasta que me di cuenta que ese agotamiento nada tiene que ver con sueño sino con una necesidad profunda de relajarnos y disfrutar algo para nosotras y que no tenga que ver con hijos, esposo, trabajo o la casa. Nada que esté relacionado a obligaciones o responsabilidades. Cuando empecé a hacer cosas por mí y para mí noté que me sentía más relajada, centrada y con energía.
Acá te comparto algunos hábitos que me han ayudado. Espero que te sirvan y que algunos de ellos puedas adaptarlos a tu vida.
- Deja preparado todo antes de acostarte. Ropa, bultos, documentos que necesites, meriendas, etc. Eso te ahorra tiempo en las mañanas y evita, además del estrés, que pierdas tiempo en buscar qué ponerte o qué echarle de merienda al niño.
- NO uses el teléfono como alarma. Si lo coges te verás tentada a revisar las notificaciones. El celular y la tableta son una distracción enorme y nos roba ese tiempo que tanto buscamos/necesitamos para nosotras.
- Levántate 10 minutos antes de lo usual. Te darás cuenta que esos 10 minutos extra son un tesoro.
- Antes de pararte de la cama, estírate y respira. Practica un ejercicio sencillo de inhalar y exhalar profundamente unas tres veces. Ayudará a tu cuerpo a prepararse para el día.
- Date una ducha con agua tibia. ¡Te ayuda a despertar! Lo ideal es que sea con agua a temperatura ambiente pero todo dependerá de si eres o no friolenta (como yo).
- Toma agua. Desde que incluí este hábito a mi rutina de las mañanas, me siento más alerta y con más energía.
- Si eres optimista compulsiva como yo, lee alguna cita o repite tu mantra para ir ambientando tu estado de ánimo.
- Dedícate tiempo. Lee una página de ese libro que tienes al lado de tu mesa de noche y que no tocas hace semanas, aplícate una mascarilla, ¡planifica tu día! Haz algo que realmente quieres hacer y casi nunca puedes porque andas muy ocupada resolviendo y atendiendo la vida de los demás.
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Un abrazo, Lezeidarís