Mami: ayer quise improvisar un poco, terminé de trabajar a las 12.00 y me fui a Frankfurt a visitar a unas amigas.
Llegué a Konstablerwache y nos sentamos a conversar con Ramona del sur de Alemania, Mona de Zurich y otros dos chicos. Tomamos una cerveza, lo que es inusual porque no me gusta mucho el alcohol, como vos sabes bien viejita.
Normalmente no salgo de fiesta, me gusta pasar dos o tres horas en el bosque, leer un rato y trabajar, esa es básicamente mi rutina, con algunas variaciones.
Como te contaba, cuando terminamos esa cerveza fuimos a una fiesta en un boliche gay. No había chicas lindas, eran solo hombres, así que, me dediqué a bailar con mis amigas y con algunos gays del bar.
Fue muy chistoso ver a un gay proponerme matrimonio, conversé mucho con el, parecía simpático ¿sabes? Intercambiamos números y quedó en llamarme.
Fui al baño, la cerveza ya había completado su ciclo en mi sistema dijestivo; al salir, este chico estaba con su marido, y se despidió de mí. Me comentó que estaba muy “high” por lo que entendí que se había fumado un porro (perdón mamá a veces fumo porro, creo que ya te lo comenté) Terminé de despedirme y le dije, la próxima tenemos que estar los dos “high” y su reacción fue ponerme un papel en mi mano. Sinceramente creí que era un poco de hierba, pero cuando me dijo que era éxtasis no supe cómo reaccionar. Él se marchó.
En ese momento tuve algunos pensamientos asertivos y otros no tanto, unos decían “voy a darle esto a alguien” y otros decían “quizás lo pruebe” disculpa que te diga eso, sigo cometiendo errores, aún tengo 20, y tomar decisiones sola todo el tiempo, trae sus consecuencias.
Algunos amigos ya lo probaron, y me comentaron sus efectos y como a mí siempre me gusta experimentar y hacer algunas cosas por primera y última vez, dude bastante.
Esperá, no te asustes, en ese momeneto no había tomado ninguna decisión y tampoco había tomado ninguna píldora. Cuando quise ingresar de vuelta al lugar donde estaban mis amigas, un guardia de seguridad que había estado viendo todo, tomo mi mano. A decir verdad me asusté un poco, pero le comente la verdad de lo que había pasado y le entregué la pastilla. Justo mis amigas subieron a buscarme. Les comenté a todas lo que había sucedido, y sentí que ese guardia mami, ese guardia eras vos. Esa era la decisión correcta.
No te preocupes, siempre tengo ese ángel, lo tengo desde que me lo implantaste en el alma con el último abrazo que me diste antes de salir de viaje.
Mamá, tengo un ángel. Tengo tu ángel, el que vos me regalaste.