“Mamá, yo de mayor quiero ser periodista de videojuegos”

Toda una vida soñando con dedicarte a los videojuegos, ya fuera como diseñador, como probador o como periodista. Quién no recuerda aquella infancia (los hijos de la E.S.O, seguramente) llena de todas aquellas revistas míticas, grabando en el radiocassette de tus padres (porque tú como mucho tenías tu Walkman, que ya por ese entonces era algo así como el invento mas maravilloso de la historia del Universo) todos los lunes, con puntualidad meridiana, en torno a las 22:00 hrs. y justo después de aquel programa sobre cine y bandas sonoras, también mítico, que presentaba Joaquín Luqui, el puto GAME 40. Eran buenos tiempos, tú solo te tenías que preocupar de pasártelo bien. Por no haber, no había ni exámenes globales (aún tardarían un par de años en llegar), el fútbol molaba y no como ahora, que está lleno de maricones, metrosexuales, entrenadores que mean colonia, jugadores que paren waka-bebés, trepas que se hacen pasar por periodistas y se follan a jugadores….en fin, lo ya sabido: que antes todo era mejor, así en general, o por lo menos vivíamos con esa tierna ignorancia de los felices años 90, cuando el desengaño al comprobar que todo el país está lleno de chorizos, pues no existía. Ya os digo: las primeras pajas, la peonza, que el Pucela no hiciera mucho el ridículo en la liga y tu consola.

Vicente Cantatore, eso sí que era un entrenador

Pero los años pasan, para todos, incluida la industria del videojuego. Unida como está  irremediablemente al avance tecnológico, en su caso quizá el paso del tiempo se nota hasta más que en otros ámbitos. Y con él, la del gremio de periodistas. Llevamos ya unos cuantos años viéndole las orejas al diablo de lo digital, y que en algún momento tendrá que acabar con el formato papel. En mi opinión, el momento en que este cambio se produzca definitivamente tendrá más que ver con que nos hayamos cargado toda la puta flora del planeta antes que como medida de prevención. Y si no, al tiempo.

La cuestión es que con Internet ahora cualquier palurdo puede publicar lo que le salga del nardo, amenazar de muerte a algún famoso por Twitter, que la guardia civil le detenga por ese mismo motivo, y que al pobre imbécil no le de tiempo a llegar a nivel de mega-troll antes de que le enchironen por andar haciendo el gilipollas por la red, con la de porno gratuito que tenemos a nuestro alcance. Ahora cualquiera redacta un artículo de opinión, crea un podcast u “ownea” por Chatroulette haciendo las correspondientes capturas. La magia de la tecnología, ¡sí! Y entonces le llega su turno al periodismo. La prensa del videojuego se ha visto obligada a evolucionar en este sentido, porque ya es raro ir a un kiosko a comprar expresamente una revista sobre el tema, teniéndolo todo GRATISH en la red. El abánico de posibilidades se ha abierto, y de ti depende el gastarte los 8 euracos de la GamesTM o recurrir al blog de topofarmer. Tú verás.

Y llegamos al meollo de la cuestión, ¿estos avances tecnológicos han afectado en proporción al contenido de la información periodística?, ¿o aún no hemos salido de esos “felices años 90” donde lo que importaba era conseguir el plato de lentejas a cambio de colar que el Rise of the robots era lo puto máximo?. En principio diríamos que sí, que los colorines de la Hobby han alcanzado cierto grado de madurez, junto con su querida audiencia, que ya paga facturas y dejó la peonza aparcada hace ya alguna que otra década.

Yo tengo mis dudas….

Goty!

Ahora disponemos de información a todas horas, tenemos previews, primeras impresiones, comentarios de la gente….de todo para contrastar una información, lo podemos hacer de mil maneras. Pero, ¿cuál es el problema? Que como en un principio te digan CASTAÑAS, así se va a quedar por lo menos hasta sobrepasar la época de lanzamiento. Unos meses después, es probable que el que te dijo CASTAÑAS, lo cambie por HIGOS y tú, que te has gastado los 70 euros de rigor, te quedas con cara de muy tonto (esbozando una sonrisilla de impotencia para redondear el asunto).

Seamos claros, ¿por qué cuesta tanto admitir desde el principio que el multijugador de tal juego es una mierda, un añadido para sacar más pasta, un PEGOTE que puede lastrar a un, en potencia, buen videojuego?, si somos tan imbéciles que seguimos mirando la nota antes que tragarnos un artículo entero (porque lo somos, nacimos, vivimos y morimos HOYGANS). Tal vez nos tengamos merecida cierta estulticia en la prensa videojueguil, pero esto no quita para intentar hacer las cosas bien y, entre todos, probar algo para que el fango no nos ahogue antes de tiempo. A lo que me refiero es a que si la gente se fija en la nota que le pone el articulista, tal vez haya que incidir por ahí. Porque lo que está claro es que hay que vender el juguete, los platos de lentejas siguen costando dinero como ocurría en “los felices 90″, y si el que paga los 3 euros de revista quiere notas, pues se le dan notas. Entonces, si un juego tiene que pasar de un 9 a un 4 por culpa de su nefasto modo multijugador, pues se dice y se hace. Y punto. Esto no ocurre, con los megatones sobre todo, como mucho nos lo ponen en términos mas bien tibios “el multijugador no es muy acertado”. Mucho eufemismo y mucha palabra bien-queda, para lo que digo: vender el juguete. Pues no, oiga, usted dígamelo a las claras y desde el principio, no me haga gastar los 70 euros que no tengo para que dentro de seis meses, reconozca abiertamente (y por Internet) que el multijugador era una puta mierda y que se carga el juego, recortando la campaña single-player y añadiéndole una duración ficticia, ya que ese multijugador, como mucho, tendrá tirón al salir el juego pero a la larga, cuando la gente se haya dado cuenta de que es una basura, ahí no habrá ni Dios. Esto habría que decirlo, pero no se dice, y si la distribuidora se enfada, pues que se joda, o bien, que esto sirva como medida de presión para que los desarrolladores hagan las cosas bien de una puta vez.

Porque no lo olvidemos: un periodista no es un publicista, y desgraciadamente, se tiende a olvidar esta máxima. Y cada vez más.

Ante todo soy piriolista, no me toquéis los cojones que aviso a Bibiana Aido

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