Esperanza Aguirre acaba de lanzar otro de sus mensajes contundentes que conectan con buena parte del sentir popular al advertir que “Se tienen que terminar los subsidios, subvenciones y mamandurrias”.
Tiene razón: en España hasta los concejales de un distrito de cualquier ciudad pueden contratar a dos asesores ajenos al funcionariado profesional, incluyendo consejeros de prensa, cada uno con sueldos de 40.000 euros anuales, mientras a los profesionales por oposición se les rebajan y les privan de la paga navideña.
Como para gobernar municipios o autonomías las mayorías muchas veces son precarias, los grandes partidos pactan con grupos nacionalistas, regionalistas o localistas, y estos, que tienen en nómina a todos los expertos en mamandurrias del territorio, les exigen mantener las estructuras parasitarias que arruinan el país.
Hace poco la vicepresidenta Sáenz de Santamaría presentaba como triunfo político que el PP siguiera gobernando Aragón tras derrotar al PSOE en promesas y concesiones al Partido Aragonés Regionalista (PAR), necesario para mandar por mayoría.
El precio que ambos pagaban, y que el PP abonó primero, fue el de que sigan existiendo 32 Consejos Comarcales controlados por 800 militantes del PAR inútiles y redundantes con ayuntamientos, Diputación y la Autonomía, que cobran cada uno un mínimo de 30.000 euros.
Cristina Aguirre, periodista, hermana de Esperanza Aguirre, acaba de ser fichada como asesora de prensa de la concejal del distrito de Hortaleza, Madrid, ciudad que cuenta ya con un poderoso gabinete de prensa con numerosos profesionales. Cada carguito con sus poetas, cronistas y cantantes de cabecera.
Así nos va. No hay por dónde cogernos, y por eso seguramente tendrán que intervenirnos, lo que traerá penalidades, aunque nos librará de bastantes sanguijuelas.
Entre tanto, nos quejamos de que Angela Merkel rechace pagar nuestras mamandurrias. Y es que nos creemos que es tonta.
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SALAS