Revista Cocina

Mamarosa Beach, para disfrutar del mar también en invierno.

Por Baco Y Boca @BacoyBoca

Un buen lugar para los amantes de la comida italiana, los cócteles y las vistas al mar.

Mamarosa Beach es uno de esos restaurantes que en verano no da ninguna pereza visitar. Su ubicación, uno de los lugares de Barcelona que más vida tiene en los meses más cálidos, le ayuda a estar en auge durante los meses estivales. Pero en invierno, Mamarosa Beach sigue al pie del cañon, con su misma propuesta de cocina mediterránea y su coctelería.

No podemos negar que cuando el frío (si es que en Barcelona podemos llamarlo así) aparece, la pereza viene de la mano y, en cierta forma, parece alejarnos de la playa de la ciudad. Pero no debemos olvidar que en otoño y en invierno, la playa de San Sebastián también tiene su atractivo.

Mamarosa Beach

Para poder disfrutar con la máxima comodidad posible de esa playa, sea la época del año que sea, en Mamarosa nos encontramos con un local dividido en dos grandes espacios. Primero su terraza, que nos permite disfrutar del mar “desde el palco” y después su interior, diáfano y cálido, para los que prefieran comer bajo techo.

Mamarosa Beach confiesa con su nombre que su oferta es principalmente italiana. Así empezó, algo más concentrada en los platos típicos de aquel país, aunque poco a poco se ha ido abriendo a otros platos que nos recuerden los sabores mediterráneos. Pizzas, pasta, arroces y pescados principalmente son las propuestas que ocupan su carta que poco a poco se ha dejado influir por las nuevas tendencias y gustos llegando a una cocina algo más estandarizada.

Esto no es señal de que lo que nos sirven sea mediocre. En Mamarosa Beach han sabido vivir esa transición de forma natural sin dejar de lado las buenas elaboraciones y el buen producto.

Mamarosa Beach, para disfrutar del mar también en invierno.

Porque al final, los platos clásicos son los que más nos gustan y Davide, el chef, parece tenerlo muy claro. Junto con Hadam, especializado en pizzas, ha sabido mezclar ingredientes y técnicas sin invadir demasiado y permitiendo identificar siempre qué es aquello que tenemos delante para comer, incluyendo el producto sin más, como es el caso de unas ostras, hasta tartar de atún, milhojas de berenjena o unos calamares a la andaluza con alioli negro que son dignos de mención. Respecto a su pasta, unos paccheri con frutos de mar, los pappardelle con speck y funghi porcini son tres de sus especialidades en las que se luce la pasta “al dente”. No sería un restaurante completo al lado del mar si no ofreciera arroces, así que tampoco faltan en su carta un frutti de mari o un nero di seppia. Para acabar y, siguiendo con los clásicos, el tiramisú debía estar presente, aunque para los que aún después de una buena comida no puedan renunciar a su parte más golosa encontraremos la pizza de nutella resultando el final perfecto para unos y empalagoso para otros.

Como buen local que quiere permanecer en la cresta de la ola, los cócteles son las sugerencias para acompañar los platos. Una coctelería que mezcla las copas más clásicas con algunos cócteles de autor pensados por César, su bartender, que nos sirvan para hacer maridajes fuera de los habituales como su Pisco Punch, el Aperol Soul o el Chilcano.


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