Al escuchar la canción “madrecita del alma querida” he empezado a llorar, y es que los sentimientos son traicioneros y la música nos hace recordar…
Son tantas las cosas que tengo que agradecerte que me faltaría vida para pagarte todo el sacrificio que has hecho para sacar a delante a tus hijos.
¡Oh mami!, cuánto me duele tenerte lejos. La vida nos va preparando. Recuerdo la primera vez que te distanciaste de nosotros; lo hiciste por trabajo, yo tenía 7 años. Tú, te ibas los lunes y volvía los viernes, desde ese día comencé a odiar los domingos, pues sé que al llegar la noche ya te perdería.
Los fines de semana eran tan cortos … se te iban en limpiar, ayudarnos hacer tareas y pelar con nosotros, porque eran tantas las cosas que hacer y el día no te daba. Yo lo sentía, pero tú no te rendías y como una luchadora seguías adelante.
Al cumplir 13 años, volviste a estar todos los días con nosotros. La felicidad para mi fue inmensa, no sé si lo sentiste, pero mi rebeldía y deseo de no estudiar, quedaron en el pasado, es que era feliz al saber que estarías todos los días a nuestro lado; que cenaríamos juntos; que al llegar el domingo no te marcharías.
Pero la vida nos separa nuevamente por dos largos años, al cumplir yo 16 años, el destino me obliga a irme fuera de casa a estudiar. Un día llorando te llamo y te digo que quiero regresar , y tú me dices: que la vida es sacrificio y que a veces debemos luchar para poder lograr ser mejor persona… Con dolor aguanté, pero en esta ocasión esperaba con ansias los domingos para yo volver a casa y estar cerca de ti. Desde ese día me prometí que no estaría lejos de ti por más tiempo, pero no me imaginaba que la vida tenía otro plan para mí.
A los 29 años nuevamente me marcho a estudiar, pensando regresar dentro de 2 años, pero no ha sido así. En realidad no me arrepiento de nada, pues sé que debemos vivir nuestra propia vida, hacer nuestra familia, como siempre me has dices, pero cada día pienso y siento que estoy lejos de ti y he roto la promesa que me hice.
No sé que pasará, o si tú me esperarás, pero solo sé que eres parte de mi vida, de lo que soy y aunque hoy lo escriba aquí, me siento feliz porque sé que cada día estas orgullosa de la hija que soy, de la madre en la que me he convertido, gracias al valor que me inculcaste y de la esposa que siempre deseaste ver.
¡¡Estoy feliz mami, eso es lo importante, aunque no te extraño!!!
Zayda