Bueno, esto únicamente es posible con fósiles que preserven en tres dimensiones estructuras subcelulares de la piel o el integumento (escamas, plumas y ahora pelo). Y se puede hacer gracias a que los colores dependen de corpúsculos llenos de pigmento que producen células especializadas. Y estos corpúsculos tienen formas y tamaños distintos dependiendo del tipo de pigmento que portan. Además de que sus densidades varían y permiten llevar a cabo reconstrucciones de color. Para un detalle más amplio de esto, les recomiendo este post: "Bolitas de colores", donde explico a detalle el asunto.
En un estudio publicado en Nature, paleontólogos llevaron a cabo un estudio de este tipo, encontrando no los corpúsculos independientes en el pelaje, sino analizando éste en busca de pigmentos antiguos. Y encontraron precisamente eso, con ayuda de espectrometría: los restos de un pigmento llamado "feomelanina". Este produce coloraciones rojizas en los animales.
Y es gracias a este estudio que ahora sabemos que los pigmentos pueden sobrevivir al proceso de fosilización. Al menos unos 3 millones de años, que es la edad que posee el ratón analizado, un Apodemus atavus del Plioceno que vivió en lo que hoy es Alemania.
Gracias a estos tipos de estudios sabemos ahora algo nuevo sobre las coloraciones pigmentarias: que sí se conservan en el registro fósil y que es posible estudiarlas sin necesidad de observación de feomelanosomas (corpúsculos subcelulares producidos por melanocitos). Esperemos que esto abra la puerta para conocer más sobre los colores de animales extintos.
Fuente:Manning, P. L., Edwards, N. P., Bergmann, U., Anné, J., Sellers, W. I., van Veelen, A., ... & van Dongen, B. E. (2019). Pheomelanin pigment remnants mapped in fossils of an extinct mammal. Nature communications, 10(1), 1-13.