Mañana del bicentenario

Publicado el 31 octubre 2019 por Carlosgu82
Me despertaron las campanas de la iglesia que recordaban la invitación al Tedeum local. Automáticamente el detector de movimiento grande y peludo de cuatro patas que duerme en el piso al lado mío aprovechó para subir sus dos peludas patonas y empezar con su acostumbrada rutina de besos matinales. Pese a mis inútiles esfuerzos por librarme de él, termino siempre con las manos lijadas por esa lengua larga y rasposa que se muere de alegría cuando se da cuenta que empieza un nuevo día. Me levanto obligada, aunque ya es tarde y a la salida del baño me sorprende no tener que esforzarme para abrir la puerta corrediza que da al vestidor. Esta mole de pelos suele atrincherarse ahí, a mi espera.Se instala de tal manera contra la puerta, que hace casi imposible hacerla correr con una sola mano. Creo que lo hace  en represalia por no poder entrar.  Hace tanta fuerza contra la puerta que debo de estar sacando músculos en cada intento. Hoy, parece que por el festejo del Bicentenario hubo cambio de rutina. ¡Y sí que la hubo! Me apuro a cambiarme pensando que me estaba esperando para salir, pero no es para nada grata mi sorpresa cuando veo que ocupó mi lugar al lado de mi marido que aún sigue inmutablemente durmiendo pese a las campanas y al Peluchón maleducado que obviamente se ha trepado a la cama de un salto. ¡¡¡Café!!!  Urgente un café y celular para mandar mensajitos de  feliz día a mis amigos. Esos dos…que sigan durmiendo.