He recibido en el buzón de correo electrónico un mail con publicidad muy-pero-que-muy curiosa. Después de haber pasado, ya hace mucho, una virulenta etapa de mi vida en la que leía libros en los que un caballero tenía la armadura oxidada (y ni se le ocurría cambiársela o rociarla con 3 en uno); a un pobre ratón le fanaban el poquito de queso que le quedaba en su madriguerilla de 2×2 centímetros cuadrados, con una lamparita antigatos de IKEA; un monje moernillo le daba el cambiazo a otro y le endosaba su Harley y una americana, desahuciada, encontraba un SECRETO y se hacía de oro…
Ahora que ya abandoné la lectura de libracos con nombres de tres kilómetros para, según prometían, auto-ayudarme y ser la mujer10, alías la reostiawoman, en tres capítulos…pues ahora entro a revisar el correo y “sincasualmente” me encuentro el dichoso mail, invitándome a rellenar un cupón para recibir, de forma gratuita, muestras de una dieta que es lo más de lo plus.
La dieta en cuestión se llama el método del barbecho disociado, la dieta DuN-Ná-de-Ná. Parece ser que es infalible. Leo eso de que 10 de cada 12 mujeres que la han probado han quedado satisfechas o, más bien insatisfechas, porque…¿sabéis de qué tipo de dieta se trata? Pues de una dieta emocional: te tomas tres sobrecitos al día durante una semana y se te pasa la tontería esa de necesitar estar enamorada, y de ponerte como una gata encelada con tu Adán, y se te regula la hipertensión… y vuelves a dormir sin sobresaltos (y sin tanga y con el pijama con snoopies pequeñitos, en lugar de lingerie)… y ya no necesitas depilarte… y te puedes poner las zapatillas de abuelamanchega con calcetines de franela y…vamos que es una dieta, esa del método DuN-Ná-de-Ná que te lleva al más estricto y tranquilo barbecho emocional.
Y todo porque, parece ser, un grupo de científicos rusos han descubierto que estar enamorada y en pareja aumenta un 100% el riesgo de infarto (por los rifirrafes inherentes al amor y esas cosas, dicen) y ante ese argumento…lo que vuelve es la moda de apuntarse al barbecho y reposar del amor, momificarse (que de vez en cuando viene bien) y ver las pelis de Richard Gere y jartarte de llorar…
No sé, ya os diré, porque me he animado y voy a pedir las muestrecitas de ese método y me pongo, a partir de mañana, a dieta emocional. Ea!!!
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