Los días en los que el Manchester City solventaba sus encuentros con comodidad y sustentaba su liderazgo en la Premier League desarrollando un muy buen fútbol son demasiados lejanos. La temporada ha ido transcurriendo y aunque hoy por hoy el equipo sigue siendo el principal candidato a alzarse con el titulo aquello que tanto alimentaba los sueños del aficionado ya no sucede.
Aunque exceptuando los inesperados traspiés ante Sunderland y Everton, ante el que hoy cayó de forma inmerecida en Godisson Park (1-0, gol del ex Manchester United Darron Gibson), el equipo sigue ganando, ya desde hace un buen tiempo que es difícil apreciar un buen rendimiento. Las buenas intenciones se mantienen, pero los automatismos colectivos de los que el conjunto hacia gala en el inicio de la Liga se han ido perdiendo de forma exponencial y han echo que hoy en día los buenos resultados dependan muchísimo de la inspiración y el desequilibrio individual, el cual no siempre aparece.
Lejos de aquel inicio arrollador, que entre otros resultados incluyó un 5-1 ante el Tottenham -hoy tercero- y un espectacular e inolvidable 6-1 frente al Manchester United -con el que hoy comparte la punta-, el City se ha transformado en un equipo espeso y carente de ideas, al que ante combinados que le ceden la iniciativa pero le cierran los espacios se la hace muy difícil encontrar grietas por las cuales filtrar pases o trazar combinaciones.
Mucho tiene que ver el irregular andar de los futbolistas diferenciales con los que cuenta el plantel, siendo los casos más resonantes los de David Silva y Samir Nasri, pioneros del toque junto a Sergio Agüero, quienes aunque en ocasiones hacen su irrupción en el juego y con jerarquía y clarividencia iluminan la ofensiva del equipo ya no exhiben su nivel con regularidad.
Además de influir de forma muy visible en el funcionamiento del equipo, lo dicho también repercute en la figura de futbolistas como Edin Dzeko, quien incapaz de seguir alimentando ese inicio goleador espectacular que tuvo en las primeras jornadas del certamen hoy se parece muchísimo más al jugador que sembró muchas dudas cuando arribó al club a mediados de la campaña pasada.
Dejando a un lado análisis colectivos e individuales, lo que también vale remarcar es que las incomprensibles decisiones que en ocasiones toma Roberto Mancini antes o durante un encuentro tampoco ayudan demasiado, especialmente porque al ser totalmente erroneas y estar provistas de demasiado temor son contraproducentes y conspiran en contra del crecimiento del conjunto.
Esta más que claro que potencial sobra. Estará en Mancini restringirlo lo menos posible y en los jugadores volver a utilizarlo a su favor para hacer del Manchester City nuevamente un equipo agradable y brillante, como a inicios de la temporada, que además de iniciativa también disponga de creatividad y variantes. El liderazgo sigue siendo una realidad y no es nada tarde para intentarlo.
Jornada 23 / Resultados: Manchester United 2 – Stoke City 0, Tottenham 3 – Wigan 1, Liverpool 3 – Wolverhampton 0, Swansea 1 – Chelsea 1.