- 11 de abril de 1975, Jerusalén, residencia del primer ministro de Israel. De izquierda a derecha aparecen Eschel Roodie, director sudafricano de Propaganda; Yitzhak Rabin, primer ministro de Israel; Henrik van den Bergh, director de los servicios secretos sudafricanos, y Shimon Peres, ministro de Defensa de Israel.
por Thierry Meyssan
Ante el fallecimiento de Mandela, los occidentales están emitiendo más expresiones de tristeza que los propios africanos. Su ruidoso duelo es una forma de tratar de compensar hoy la práctica de la ideología colonial que tanto han defendido y los crímenes a los que dio lugar. Pero resulta incomprensible que en medio de esa gran ola de homenajes nadie mencione el hecho que aún subsiste en nuestros días un Estado racista, históricamente basado –al igual que la Sudáfrica del apartheid– en la visión del mundo de Cecil Rhodes, el teórico del «imperialismo germánico». El ejemplo de Mandela sigue siendo válido y todavía existe lugar para continuar su lucha.