Mandela en mi memoria

Por Alejandra Naughton Alejandra Naughton @alenaughton

Dos situaciones personales vinieron a mi memoria cuando supe de la partida de Nelson Madela. 
Corría Febrero de 1999 cuando hacía el primer viaje internacional con mis hijos por entonces de 10 y 5 años. Tenía muy claro que no quería que sea a Disney. Fuimos entonces a Sudáfrica, cambiando parques de diversiones por aventuras en safaris. Inevitable fue pensar en el gran Mandela. Lo encontré en la cima de Ciudad del Cabo,Table Mountain, desde donde pude divisar Robben Island, donde se encuentra la cárcel de la que salió luego de 26 años íntegro, sin rencores, con el único propósito de unir, construir, hacer realidad su justa causa, liderar su país.
Fue algunos años más tarde, en Junio de 2008, que estábamos de vacaciones en Londres coincidiendo por esos días con el Tributo por sus 90 años en el Hyde Park. Fue el comienzo de varios meses de celebraciones que incluyeron además de conciertos, exhibiciones, ediciones de libros conmemorativos. Esos meses se sintetizan como "La fiesta de cumpleaños más grande de la historia" Leí por ahí: "No todos los días una figura tan inspiracional como Madiba cumple 90 años". Ese concierto, además se consideró una continuidad del Tributo que le hicieran en el Estadio de Wembley 20 años antes cuando, aún en prisión, cumplía sus 70 y el mundo reclamaba su liberación. Él estuvo presente en esa memorable ocasión y, aunque no fuimos al concierto, su luz alcanzó el departamento en el estábamos alojados.
Mandela fue un líder enorme. Hay muchas documentos que dan testimonio aunque tal vez sea Invictus, película de 2009 dirigida por Clint Eastwood y protagonizada de maravilla por Morgan Freeman la que más masivamente haya ilustrado sobre su personalidad. Está todo dicho sobre él, por lo que hoy elegí contar una historia lateral, que cruza su vida: la de una gran mujer argentina que lo acompañó en su lucha y de la que supe gracias a un generoso colega que me sugirió su nombre. 
Mary Ingouville de Burton nació en Buenos Aires en 1940 pero la vida la llevó a Sudáfrica donde apenas instalada y con sólo 23 años sintió que no quería mantenerse indiferente ante la injusticia y la discriminación que sufría la gente negra. Se sumó entonces activamente a la organización anti- apartheid Black Sash integrada principalmente por mujeres blancas de clase media, que marchaban en protesta con una faja negra en sus cabezas, como símbolo de la resistencia a la muerte de los derechos humanos. Con valentía le decían en tiempos muy difíciles  NO al racismo, NO al sexismo, SÍ al gobierno democrático. Llegó a ser presidente de esa Asociación durante varios años y fue una de las diecisiete personas en las que Mandela confió para integrar la Comisión de la Verdad y Reconciliación que desde 1994 y por más de dos años llevó adelante la dura tarea de investigar, documentar e informarle sobre las violaciones a los derechos humanos durante el apartheid.
Dentro del aluvión de información sobre Mandela, esta semana me detuve en la página FastCompany.com, donde Anya Kamenetz identificó momentos inspiradores que cristalizaron lemas de vida para recordar. Leyendo supe que Nelson Mandela dijo alguna vez:
* Sean abiertos y perdonen. Confíen en la verdad para construir puentes.
* Para mantener la salud de lo que haz construido, debes saber cuándo dar un paso al costado.
* Nunca es tarde para reparar errores.
* Puedes irradiar coraje aún cuando sientas miedo.
Propongo rescatar sus gestos, incorporarlos, tal vez nos hagan mejores.Todos lo necesitamos.