MANIFIESTO DE LO BORDE
Cosmogonía de la estética de lo borde:
• Hombres de las praderas (Dylan, Hendrix, Jagger…)
• Hombres de las montañas (Manson, Hitler…)
• Hombres de las cuevas lúgubres (funcionarios)
• Hombres de las cuevas suntuosas (presidentes de consejos de administración, grandes mercaderes)
- Los hombres de las praderas son los únicos que están en el rollo y que han salido del huevo. Sus carnets de identidad son sus caritas.
- Los hombres de las montañas se enrollan por el palo de la violencia y la marcha física.
- Los hombres de las cuevas lúgubres se enrollan por el palo del dogma y te suelen dar la vara chunga.
- Los hombres de las cuevas suntuosas se enrollan por el palo del dinero y del roneo.
- No se puede hacer música en las cuevas del infortunio; hay que abrirse hacia las praderas.
- Las relaciones hombre de las praderas-mercader de las cuevas suntuosas son siempre de sado-masoquismo.
- Sólo se puede vivir tortilleando.
I. No se trata de hacer “flamenco-pop” ni “blues aflamencado”, sino de corromperse por derecho.
II. Sólo puede uno corromperse por el palo de la belleza.
III. Imagínate a Bob Dylan en un cuarto, con una botella de Tío Pepe, Diego el del Gastor, a la guitarra, y la Fernanda yla Bernarda de Utrera haciendo el compás, y dile: canta ahora tus canciones. ¿Qué le entraría a Dylan por ese cuerpecito? Pues lo mismo que a Manuel [Molina] cuando empieza a cantar por bulerías con sonido eléctrico:
“Aunque digan lo contrario,
yo sé bien que esto es la guerra,
puñalaítas de muerte
me darían si pudieran”.