La oportunidad es un viaje sin vuelta: utilicemos la oportunidad de nuestros henchidos espíritus y sentir aventurero, tenemos un don, ¡existamos! Proclamemos la belleza y la experiencia, gocemos del placer de ser diferentes, ¡muramos y vivamos la bohemia! Bordemos un plan, sí, e hilémoslo con nuestras ideas y nuestro encanto para tejer la obra maestra de la vida. ¡Triunfemos!. ¿Cómo?, (¿y tú me lo preguntas?). Siendo nosotros mismos, siendo nosotros, la clase diferente, ¡porque somos la bohemia!Creedme cuando os digo, que todo el mundo se enterará de que hemos nacido, ese es nuestro fin y nuestro objetivo, porque vale la pena conseguirlo. Venceremos la vanidad vital de un “nacer, crecer, reproducirse y morir”, nuestro viaje será una marca, una insignia celeste en la propia tierra, en este mundanal enjambre llena de hediondas mentes; ¡machaquémoslas!, con la palabra, la música, la imagen, ¡oh, belleza! Surjamos de entre estas cenizas eternas que configuran lo más absurdo de la creación: la sociedad, colmena de hipocresía sin miel. Que nuestra estancia no pase desapercibida (para ello ya está el rebaño), abrámonos hueco en la madre de todas las madres, llamada Historia; porque, os lo digo de corazón y alma, sé que ella nos está ofreciendo cobijo en su orgulloso álbum de fotos, imperecedero y glorioso.Demos a esta esfera, gratuitamente, (tan sólo por el precio de nuestras “caritativas almas”) todos nuestros universos, y ofrezcámoselos con nuestra palma abierta; porque no le debemos nada y aún así podemos decir que es nuestro creador, pues todo configura una preciosa espiral en la que el asesino es asesinado, el ladrón es robado y el creador creado. Ajusticiemos a todos aquellos que nos han moldeado con la cera del dolor, la angustia y la rapiña de sentir la muerte de una vida que parece tan obscena hasta que se acaba…Así os digo: ¡jodamos a los que joden!, ¡robemos a los ladrones!, no pedimos venganza, sólo justicia. Se han de grabar nuestros nombres en la lápida eterna. Ánimo, ¡nosotros constituimos la bohemia!Doy fe. Como comenzaron aquellos a los que hoy admiramos y en los que creemos, hoy nos levantamos de la butaca de la rutinaria y parsimónica normalidad para compartir una incandescente página con estos, pues también fueron desconocidos absolutos hasta que el trampolín de su pensamiento reventó para decir -¡basta!- y ajustar cuentas con los oídos de la humanidad. Sí, que oigan, que sepan quiénes y cuáles somos. Somos la clase diferente, ¡somos la bohemia!Doy fe y creo en ello. ¡Existamos!© David de Dorian, Retratos Himnóticos nº 1, 20o2
(Ilustración: Cristopher David Ryan CDR)