Manipulaciones

Publicado el 30 agosto 2019 por Carlosgu82

“Te está usando, no te quiere” palabras que en algún momento alguien me dijo (aunque no recuerdo quién) y no obedecí. Seguramente mis “compañeros” tienen razón al decirme que fui un tonto y que como pude caer en una trampa tan vieja.

Desde niño fui criado con una única regla, muy clara e inolvidable (como hacerlo; me la recordaban todos los días) “nunca confíes en nadie, mucho menos si es mujer” me lo decía mi padre todas las mañanas antes de salir de casa, supongo que me lo decía por experiencia propia, pues su madre era una estafadora de profesión, su primera esposa lo traiciono con su jefe y mi madre lo abandono dejándome de tan solo tres meses.

Siempre obedecí y creí firmemente en esa absurda regla que me fue inculcada desde niño, hasta el día que fui a la universidad y la conocí, Tiffany Wagner tan hermosa como un atardecer, su belleza me hizo olvidar por primera vez la regla que había sido mi filosofía de toda la vida y me enamore, me enamore como nunca lo había hecho.

Una mañana me acerque y le hable, confieso que moría de nervios pero ella era muy amistosa y cordial y no tardamos mucho en hacernos amigos cercanos y un poco después novios apasionados, o eso creía yo. Todo iba bien hasta que cuatro meses después de que consolidamos nuestro noviazgo ella me hizo una petición muy extraña, me dijo que quería que arreglara un pequeño problema con su padrastro, al principio no acepte pero ella me dijo que si lo hacía estaríamos juntos siempre y no habría problemas, oh por Dios se que no debí hacerlo pero es que era tan hermosa de solo verla quedaba cautivado y no pude resistirme a obedecerla, obedecer como un cordero al matadero, como un preso que va a la silla eléctrica, como Cristo llevando su cruz hacia el calvario, como el ignorante sigue al político, obedecí con la convicción de tenerla por siempre en mi vida.

El día que decidimos hacerlo solo tuve que entrar a casa de Tiffany en la madrugada, ella había dejado sin seguro la puerta para que yo entrara y saliera sin violencia, mientras que en la mía pensaban que yo estaba ahí durmiendo y cuando el padrastro de Tiffany se levanto y fue a la cocina a tomar agua me le acerque y con el revólver de mi padre –curioso que el arma que mi padre tenía para protegerse funcionara como herramienta de odio-  le disparé en la cabeza para asegurarme de su muerte instantánea, posiblemente la bala atravesó todo su cráneo porque la pared se mancho de sangre, tan densa que aun en la oscuridad de la cocina pude distinguirla, luego escape a mi casa para tener una coartada, por desgracia no funciono, ya que cuando hicieron la investigación y examinaron mi casa encontraron el arma homicida con mis huellas, además al entrar en casa de los Wagner me corte la pierna con la reja de la entrada y mi sangre quedo ahí impregnada; cuando me apresaron y me condenaron por homicidio premeditado Tiffany no estuvo ahí, yo no fui capaz de delatarla o inmiscuirla en la atrocidad que ella había planificado, en verdad que el amor es ciego pero por supuesto que solo enceguece al que ama y en verdad que amaba a Tiffany, ahora luego de quince años de prisión estoy completamente seguro de que ella me uso, ella uso mi cabeza.

(Inspirado en la canción interpretada por Gustavo Cerati “Ella uso mi cabeza”)