Manipulaciones sutiles, ¿qué son y cómo protegernos de ellas?

Por Maribelium @maribelium

Después de un tiempo sin escribir en este blog, me animo a compartir algo que quizás os resulte de interés, dado que veo que es motivo de sufrimiento para muchas personas y creo que es un tema del que es importante hacernos conscientes, para cuidar nuestra salud mental y para decidir con quién y cómo nos queremos relacionar.
Las manipulaciones psicológicas más burdas o directas son fácilmente detectables, como cuando se sufren amenazas, chantajes emocionales, o insultos. Pero, en general, somos mucho menos conscientes de las manipulaciones sutiles, que son las que aparecen muy camufladas. Incluso nos cuesta creer que sean ciertas, por lo soterradas que son. Y, muchas veces, quién las hace puede no darse cuenta de sus dinámicas y  confundirlas con formas “normales” de conseguir lo que quiere. Hay quienes creen que “el fin justifica los medios”. Incluso, los fines relativamente nobles como el lograr tener amigos, pueden hacerse desde estrategias manipulativas causadas por la inseguridad en sí mismo de quien las pone en práctica, o por la falsa creencia de que hace falta “hacer algo” para que otro te quiera y ganarse su amistad. Y, de acuerdo, todos podemos “hacer algo” para relacionarnos positivamente con otros, en el sentido de expresarnos, comunicarnos, mostrarnos, etc. Pero no podemos “hacer algo” para empujar una amistad a nuestro favor, o para tirar de otros para que encajen en nuestros planes o en la necesidad de cubrir vacíos afectivos, egoístamente.
El captar las manipulaciones sutiles puede ser bastante difícil, dado que pueden esconderse detrás de muchas máscaras y que se hacen de formas ocultas e indirectas. Pero tener unos pocos datos para poner atención, en no dejarnos llevar a donde no queremos ir, es fundamental para elegir bien cómo relacionarnos y con quién queremos hacerlo. Por ello, es útil ser conscientes de cuáles son las características de las manipulaciones sutiles, para no dejarnos arrastrar por ellas y aprender a ponerles límites para encontrar una forma de relacionarnos más auténtica y libre. 
En este post quiero señalar las manipulaciones sutiles más frecuentes, para ayudaros a estar atentos y no dejaros manipular fácilmente. El primer paso para impedir una manipulación es identificarla. Aquí tenéis algunas de ellas:
1) Recibimos adulaciones o halagos por parte de alguien que no conoce mucho de nosotros. En general esto se hace para generar una sensación de bienestar con esa persona, que así intenta ganarse nuestra confianza.


2) Se nos hacen manifestaciones de demasiado interés o “cariño” para el nivel de relación que se tiene.
3) En situaciones en las que nos encontramos con ofertas de ayuda “desinteresada” que luego no es así (se espera algo a cambio). En estos casos se nota que la persona está a la espera de algo después de la ayuda: ¿amistad?, ¿otra ayuda? También veremos su frustración cuando no le correspondemos o agradecemos en la medida que esa persona espera. Si está esperando algo de nosotros por ayudarnos podemos pensar que hay manipulación a algún nivel.
4) Nos hacen preguntas demasiado personales (normalmente con el fin de indagar en nuestras necesidades y/o vulnerabilidades) que dan poder a quién consigue esta información).
5) Cuando alguien trata de simular los mismos hobbies/intereses, para generarnos sensación de familiaridad.
6) Cuando nos encontramos con alternancia entre mucha atención y desatención súbita y/o entre amabilidad y frialdad.
7) Cuando se nos hacen comentarios no pedidos para mejorar nuestro aspecto: apariencia física, ropa, peinado. O bien, sobre otras amistades o parejas, señalándose limitaciones o defectos de ellos enfocados en aspectos superficiales indicándose posibles aspectos negativos de ellos (muchas veces para que quién lo hace se sienta por encima de ellos, o para generarnos algún malestar con respecto a ellos).
8) Intentos indirectos de controlar: nuestras relaciones, intereses, horarios, forma de vestir, preferencias, gustos, etc., pues se nos indica qué ha de ser lo “correcto”.
9) Se nos cuentan cosa demasiado íntimas al inicio de una relación. A veces con demasiado énfasis en dificultades, problemas (para explotar el papel de víctimas). Otras centrándose en logros, éxitos o méritos (para generar admiración o sentimientos de inferioridad). Pueden darse alternancia entre unas y otras.
10) Nos transmiten que hemos de estar a su disposición cuando ellos quieren o necesitan, pero no están disponibles cuando tú lo necesites (están ocupados, con cosas importantes que hacer, etc.). 
11) Hacen comentarios pasivo-agresivos, intentando hacerte ver que otras personas son más válidas, eficaces o valiosas que tú, en algo que previamente has compartido con esa persona. Otra forma de actitud pasivo-agresiva sucede cuando generan silencios incómodos cuando hablamos de algo que nos importa, o bien no se presta demasiada atención a situaciones que les contamos y que nos resultan importantes. Cuando lo señalamos, la otra persona promete o afirma que sí le interesa o importa (pero por los hechos vemos que no es cierto). Con esto se logra generar inseguridad, desconcierto, o sensación de que la vida propia es irrelevante.
12) Ignoran cosas importantes para ti, les quitan valor y no tienen en cuenta necesidades o deseos tuyos, por resultarles “pequeñeces”. Incluso te hacen dudar de ti cuando hay algo en lo que tengas preferencia. En este caso la manipulación es mostrarte como más válidas sus preferencias y deseos, desde lo más pequeño (un plato en un restaurante, una película, etc.), a lo más grande.
13) Señalan tus pequeños fallos o defectos menores como elementos importantes a tener en cuenta, para disminuir la autoestima del interlocutor y así tener más control sobre la situación.
14) Tergiversan la realidad a su favor, para que la persona manipulada dude de sus propias percepciones y juicios.
15) Intentan dar pena para conseguir lo que quieren, así hacen a otros responsables de lo que ellos han de asumir.
16) Hacen “luz de gas” o “Gaslight” que consiste en “dar la vuelta a la tortilla” cuando en algo nos resultan molestos, ofensivos o nos generan un malestar. Es decir, que usarán la culpabilización hacia otros de cualquier cosa que ellos hagan mal. Por ejemplo, eres víctima de alguna burla, descalificación o falta de respeto, la culpa será tuya por “sensible”, “intolerante” o “poco inteligente”. 
Una forma de percibir este tipo de manipulaciones sutiles es a través de cómo nos sentimos después de estar con personas así, tomando consciencia de las emociones y sensaciones corporales, dado que instintivamente algo en nuestro cuerpo nos muestra si algo no encaja, pues tenemos incomodidad, ganas de irnos, e incluso un cansancio inexplicable después de estar con una persona que se comporta de este modo.
¿Cómo protegernos?
1) En primer lugar haciéndonos conscientes de lo que está pasando, para no considerar genuino o verdadero lo que se ofrece a través de la manipulación: halagos, “cariño”, ayuda, etc.
2) Tomando distancia emocional de la persona que está en ese juego, para ser menos “sensibles” a sus juegos psicológicos.
3) Cuando es posible, tomando también distancia física (progresiva o radicalmente, cuando sea posible). Cuando no es posible una distancia total, es conveniente espaciar las interacciones y que sean de menor duración.
4) Entender que también estas personas merecen respeto, pero que, si no les ponemos límites harán lo mismo, una y otra vez, con los demás. Así que respetarles es mostrarles la manera en la que hemos de ser tratados nosotros, ellos mismos y otras personas.
5) Hacernos conscientes de nuestras inseguridades, baja autoestima, deseo de ser amados, o incluso de la parte de narcisismo propia, para hacernos responsables de nuestras propias necesidades emocionales, sin esperar que otros las resuelvan. Si no somos capaces de superar lo que nos hace manipulables hemos de pedir ayuda psicoterapéutica. Porque, por ejemplo, a veces hemos podido normalizar situaciones abusivas, que se han dado de forma habitual en la familia desde la infancia, por lo que, en estos casos, cuesta diferenciar lo que es tolerable de lo que no lo es.
6) Aprender a poner límites claros, firmes y respetuosos. Todos tenemos derecho a decir NO ante lo que no queremos hacer y a tomar distancia de las personas con las que no se dan relaciones genuinas.
7) Comprender que son personas inseguras, con baja autoestima o con una visión de la realidad carente ética y que nosotros no podemos ni salvarles ni corregir lo que ellos no quieren cambiar.
Lo que planteo en este texto son generalidades para ayudar a tomar consciencia del tema, por lo que, en caso de necesitar ayuda para salir de estas situaciones recomiendo acudir a un profesional de la salud mental con experiencia en estas cuestiones. 
* Nota: Imágenes de Pixabay.