Si agradezco el estar preso es porque si no me eran suficienten las violaciones a esos derechos en el día a día cuando era parte de la sociedad, a partir de mi encarcelamiento pude ver con mis ojos los abusos constantes de los militares contra los reclusos. Pero esos abusos superan las acciones individuales que pudieran atribuirse a un guardia u oficial. Es un modelo institucional, una política penal del abuso contra los internos.
Cuando me encontraba en la prisión 1580, allí comprendí el error de un sistema político incapaz de proteger a sus ciudadanos y a sus reos. En el cuerpo de los presos están las secuelas de esos abusos constantes y que desde allí pude, tuve la dicha, de poder denunciarlos. Luego, estando en el asentamiento de Lawton, los militares amenazaban a los reos, so pena de traslados a provincias distantes entre tantos chantajes posibles, para que no conversaran conmigo y así evitar que yo hiciera las denuncias en mi blog. Era triste ver los abusos y tener que callar a pedido de los propios sufridos, que temían a la ira de los militares y no tenían más opción que acatar las desmedidas órdenes.
Ahora, en esta unidad de guardafronteras donde me han escondido, existen siete presos que laboran en el mantenimiento constructivo de esta y de otras dependencias correspondientes; se les paga un sueldo muy bajo, algo simbólico, que no se corresponde al esfuerzo que realizan desde el amanecer hasta altas horas de la madrugada. Reciben una alimentación precaria e insípida, y tampoco se les entrega el módulo que facilite su trabajo, como ropas o botas.
Los presos, desde hace unos días, han comenzado a quejarse, exigen que se les respeten sus horarios de trabajo correspondientes, y de inmediato han recibido la amenaza de ser trasladados y sustituidos. Tampoco pueden enfermarse. A veces, dado el peligro de sus propios trabajos, reciben golpes o heridas, y tienen que continuar laborando con dolores y disminuciones físicas para que no los trasladen. Llegué a ver a un preso en chancletas, con los dedos de un pie completamente destrozados al caerle una viga de hierro sobre el zapato, y tener que asumir su trabajo como si nada, porque le han negado el reposo.
Ángel Santiesteban-Prats
Prisión Unidad de Guardafronteras. La Habana. Enero de 2015.