Ayer por la tarde-noche vimos una corrida de toros y alternaron: Manolo Mejía (mexicano), Jose M. Manzanares (español) y tomando alternativa "Calita" (criollo-hijo de un mexicano y una sevillana) ... con 6 medios toros 6 de José Delgado, en la Plaza México.
Los bureles aquellos (espero) sean lo peorcito de la temporada "grande" porque de lo contrario ni verlos en la tele será grato. No conozco de ganaderías ni conozco a ganaderos pero los toros de ayer penosamente no debían estar en aquella arena, porque ni lucía el animal ni el señor matador.
Yo creo que el primer toro, sí, el de la alternativa de Calita "el Criollito", agonizaba desde antes de la pica, tal vez de no entrar en tan deplorable estado ese toro hubiese sido de cartel, pues si analizamos el toro acudía al engaño, lo buscaba, embestía hasta dónde su dolor y agotamiento le permitían... pero no fue así y el mozuelo lo convirtió en alfiletero con la de descabello... pero en fin la plaza se metió muy poco con él tal vez porque olió su media sangre española... En su segundo yo no le recuerdo nada...
Debió tomar la alternativa en otra plaza y confirmarla luego en ésta, o ¿no?
Manolo Mejía toreó muy bien, buenos muletazos en cuanto se podía y en su primero banderillas de maestro serio. Sin embargo en su segundo toro mostró la gallardía propia del que nada teme (no hablo del toro, porque no hubo, hablo del tendido que se iba calentando), se enfrentó con la técnica de un torero que piensa y conoce del toro, y tras una prolongada lucha con él y el tendido malbaratando la insistencia, Mejía mató con gran maestría a su segundo, qué estocada... simplemente fulminante... limpia... sin la arrogancia de la sangre vomitada... rodando la carne de un astado de pobres facultades... tenía tiempo que no me impactaba tanto una estocada, que la vean los novilleros porque está es para la historia... calló la boca del tendido que como yo quedó estupefacto. Pero no hubo petición de oreja, lo hubo sí de toro de regalo.
Yo no les hubiera regalado nada. No lo merecía aquel gran sector del público que ni aplaude, ni anima ,ni conoce, ni siente. Curiosamente mi entrada pasada habla de la importancia crucial de la estocada a finales y principios del siglo pasado, ahora se ve como han cambiado las cosas...
Ojalá que no se nos olvide pedir toros y los avisados empresarios un día de estos nos disfracen a un perro loco.