Su historia es digna de una película. Nació al sur de Irán y despuntó como una de las mejores promesas del tenis iraní (si, antes de la llegada de los Ayatolas en irán se jugaba al tenis, pero se prohibió por ser un deporte popular en EE.UU.). Huyó del país con un pasaje a Niza y 200€ en el bolsillo. Pasó hambre, vivió en la calle, pero poco a poco logró sobrevivir dando clases de tenis. Una amiga le coló en el torneo previo al Rolland Garros, ganó el partido y los medios se hicieron eco de su historia. Su repercusión le hizo ganar la ciudadanía francesa y allí reside desde entonces, casado y con dos hijos.
Pero por lo que Mansour Bahrami es realmente conocido es por su maestría con la raqueta. Atentos al video que incluye algunos de sus mejores momentos. Me encanta lo que hace cuando saca amagando, se queda con todo el personal: