Dedicarnos a algo que no nos gusta: Parece una obviedad que si abrimos nuestro negocio y éste no nos apasiona difícilmente lo sacaremos adelante. Sin embargo, a veces nos puede la aparente facilidad o rentabilidad de un tipo de empresa aunque nada tenga que ver con lo que nos apasiona. Sergio Fernández nos recuerda: “Somos buenos en lo que nos apasiona y tenemos un gran potencial que nos permite lograr casi todo lo que nos propongamos”.
Hacerlo todo: Típico del emprendedor, que, apretado por los gastos, opta por hacerlo todo él. Gran error: lo que no sea la parte esencial de la empresa ha de ser desempeñado por otros.
Olvidar diferenciarnos: Si queremos tener clientes, han de saber por qué deben estar con nosotros y no con otros. La diferencia es una de las claves. La otra: saber comunicarlo. Si además damos algo más (por ejemplo, adelantarnos a un plazo de entrega) o hacemos un pequeño regalo al cliente, estaremos superando las expectativas.
No dar prioridad a la confianza: Tienen que creer en nosotros, saber que cumpliremos nuestra palabra y que haremos lo que se nos pide con eficacia. No basta con ser un as de las relaciones sociales.
Aborrecer la venta: En este punto, Sergio Fernández es muy claro: un negocio no puede sobrevivir sin vender. Así que si no nos gusta vender… En cualquier caso, si estamos dispuestos a ello hay que manejar capacidades como saber explicar nuestra tarea, dar precios sin titubear y soportar un ‘no’ como respuesta.
Tirar los precios: Clásico error debido a la creencia de que así nos diferenciamos de los demás. A la larga es insostenible y tiende a mostrar nuestro producto como malo. Irse al extremo contrario tampoco es recomendable; puede hacernos perder al cliente.
No emplear la red de contactos: Usarla para relacionarse, sin pedir u ofrecer algo constantemente, nos permite estar en el mercado. Tal vez hoy no nos requieran, pero ¿quién nos dice que mañana no nos necesiten?
No formarse: Aunque creamos que lo sabemos todo, debemos reciclarnos. En la actualidad gana el que más y mejor información maneja.
Ser poco generoso: La generosidad, la integridad y la honestidad son tres de los valores clave que en Vivir sin jefe quedan destacados como fundamentales para un buen emprendedor. No hace falta gastar mucho para ser generoso, y sin embargo marca una gran diferencia a nuestro favor.
Infravalorar el detalle: Hay que tratar como personas y no sólo como clientes a quienes solicitan nuestros servicios. Aunque parezca mentira, si mandamos una felicitación a nuestros clientes, además de en Navidad, en sus cumpleaños no estaremos pareciendo pelotas, sino gente profesional capaz de tener una agenda y unas fechas que recuerda. En palabras de Sergio Fernández: “Es darse cuenta de que lo grande está en lo pequeño”.
Autora Paula Arenas
http://www.20minutos.es/noticia/696041/0/manual/vivir/jefe/
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