De normal soy desmadrosa pero tuve un arranque de locura temporal con el famoso #8J. Ya no tenía tarjetas de presentación y además quería empezar con algo personalizado para dejar claro que es uno de los temas que más nos molesta como bloggers en cuanto a la relación con las marcas. ¿Y si regalo galletas? ¡GALLETAS DESMADROSAS!
Y como toda buena revelación pensé que sería sencillo. Era cuestión de buscar unos moldes chulos, comprar harina de repostería (por fin se que hay distintos tipos de harina) y ponerme a hornear. Coser, cantar y cocinar todo es comenzar…¿Pero a quién voy a engañar? ¡Yo no soy digna de que el DIY entre en mi casa así que una palabra del Buy it Yourself bastará para salvarme!
Hace un mes justo celebré el cumple de Critter y por azares del destino (y gracias al Google Plus) conocí a la primer bloguer que vive en Lionville como yo. ¡Un año blogueando y hasta ahora no había conocido a nadie local! Me puse a hurgar en su blog “De la cocina de Ana“, y gracias al destino leí un post donde contaba que se puso hacer galletas decoradas con fondant para una boda así que le pedí que si me hacía unas de Peppa Pig para el cumple de Critter. El pretexto ideal para conocernos.
Me sorprendió que a pesar de no dedicarse a ello profesionalmente se lanzara al ruedo y le quedaran unas galletas no sólo preciosas sino DELICIOSAS. ¡Y yo quedé de lujo con el detallín de dar galletas cuquis!
¡Ana era mi salvación!
-¿Ana me darías un curso express de hacer galletas?- le pregunté por teléfono.
-¿Por qué las prisas? ¿Te puedo ayudar en algo?- me respondió ella.
-Mira en una semana tengo un encuentro con “amigas blogueras” (tuve que mentir un poco para no acojonarla demasiado) y quería tener un detallito con ellas.
-Claro que sí, es sencillísimo. ¿Pastas de té? ¿Pequeñitas? ¿Sin decorar?
-Sí, sí, pequeñitas….sin decorar…sencillas…un detallín…
Y empezamos el curso en mi casa. Yo en lugar de hacer galletas hice churros de lo feas que me quedaron. Y entonces me puse a llorar.
- No llores desmadres, tú tienes otros dones…yo te hago las galletitas para tus amiguitas- me dijo Ana dándome un abrazo de esos de “madre” que te tranquilizan el alma.
-Sonreí con brillo Profident y le dije ¿en verdad? ¡Cómo te voy a pagar todo ese esfuerzo!
-Si no es nada mujer….ya ves tú hornear unas poquitas galletas…
¿Se imaginan la cara cuando le dije que eran 300 y que quería que llevaran a mi loca desmadrosa? La pobre ya me había dado el abrazo comprometedor, la pobre ya había hecho frenar mis lágrimas de desesperación así que no le quedó de otra más que aceptar.
Y yo exhalé….al menos ya tenía tarjetas de presentación y un “dulce comienzo”.
El jueves a altas horas de la madrugada me envió ésta foto para mostarme ¡el desmadre que fue!
¡Gracias amiga! No me queda más que agradecerte que salvaras mi pellejo.
Aquí un testimonio gráfico para que veas que tú profesionalidad, tú cariño y apostar por mi locura valió la pena porque mis 300 amigas blogueras ¡estaban encantadas de comerme viva!
Si tienen un evento entre amigos, familiares o simplemente por el gusto de satisfacer el antojo ¡ya saben a quién llamar! yo lo único que les digo es cuidado porque ahora “el desmadre está dentro de ustedes!…