Manuel Azaña Díaz en diez frases

Publicado el 14 abril 2014 por Sobre Los Márgenes @SLMargenes

Manuel Azaña Díaz fue uno de los políticos más importantes del siglo XX. En 1926 fundó Acción Republicana, perseguido por la Dictadura de Primo de Rivera, y formó parte del Comité Revolucionario (1930), que contribuyó a la instauración de la República. Las elecciones a Cortes Constituyentes en junio de 1931 le confirmaron como Jefe del Ejecutivo, puesto del que dimitió en septiembre de 1933. Un año más tarde, en abril de 1934, ya en la oposición, consiguió la unidad republicana con los partidos de Marcelino Domingo y Santiago Casares Quiroga, dando lugar a Izquierda Republicana, organización política de la que fue elegido Presidente. En Mayo de 1936 fue elegido Presidente de la Segunda República Española, cargo que ocupó durante la guerra civil que sufrió España durante los años 1936-1939.

Azaña también fue un notable periodista y escritor. Colaboró en los diarios El Imparcial y El Sol y dirigió las revistas La Pluma y España entre 1920 y 1924. Fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 1926 por su biografía Vida de Don Juan Valera y sus diarios constituyen unos de los documentos más importantes para el conocimiento del momento histórico en el que vivió. Sin embargo, una de las mejores formas de conocerle es a través de sus frases célebres.

- La libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres.

- En España la mejor manera de guardar un secreto es escribir un libro.

- Si los españoles habláramos sólo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar.

- No me importa que un político no sepa hablar, lo que me preocupa es que no sepa de lo que habla.

- Tengo de mi raza el ascetismo y del diablo la soberbia.

- La vida ofrece a cada criatura su copa de amargura.

- La posición de un hombre político se determina de esta manera: una tradición corregida por la razón.

- Ni todos los conventos de Madrid valen la vida de un republicano.

- Lo que me ha dado un hachazo terrible, en lo más profundo de mi intimidad, es, con motivo de la guerra, haber descubierto la falta de solidaridad nacional. A muy pocos nos importa la idea nacional, pero a qué pocos. Ni aún el peligro de la guerra ha servido de soldador. Al contrario: se ha aprovechado para que cada cual tire por su lado.

- Os permito, tolero, admito, que no os importe la República, pero no que no os importe España. El sentido de la Patria no es un mito.