Fallece en París a los 86 años «Soy francés hasta el fondo de mi alma, pero he seguido siendo asturiano»
A la vuelta de un viaje masónico por tierras portuguesas, donde fuimos llamados a presenta unos libros sobre el Rito Francés, me encuentro con la noticia de la muerte de un Hermano Francmasón de origen asturiano, Manuel Diaz Ron y perteneciente al ala “ortodoxa” o Masonería tradicional, que también se caracteriza como “regular” aunque digamos que la masonería “Regular “ asturiana , desvencijada en mil una escisiones , vencida y desarmada” ha perdido uno de sus más importantes bastiones. miembro de una Gran Logia Nacional Francesa, inmersa en cientos de problemas y siempre rayando el filo de navaja como “affaristas”
Manuel Díaz Ron, era un Hermano masón al que conocí por medio del ahora eurodiputado: Antonio Masip, del que creo tenía como ahijado, el cual un día me convocó para que el chófer de Manuel Diaz Ron me recogiese y me llevase a comer con él a Tazones, puesto que estaba interesado en conocer de primera mano la masonería asturiana, en aquellos momentos apenas si en Asturias ,éramos un puñadin de masones, y yo estaba en medio de la publicación del libro de Masonería en el Occidente de Asturias
De esa manera conocí a un hombre y Hermano abierto y franco, y acompañado de su esposa una francesa de las que en Tazones ponía a las langostas del cantábrico mahonesas que se traía consigo de París. En aquella reunión hablamos de la masonería en Villaviciosa, que fue territorio abundante en presencias masónicas, entre los cuales no estaba su padre, un republicano socialista y también de ciertas noticias con relación al proyecto regular astur que se plantaba en aquellos momentos con su ayuda y economías, en un local de La Calzada, en el cual luego tuvimos la logia Rosario de Acuña sede, hasta que por cambalaches fraternos de reconocimientos, nos pusieron los Hermanos “regulares” de patitas en la calle, más tarde ellos cerrarían taller y se verían obligados a pedir a la Logia Rosario de Acuña albergue, lo que son las cosas
Manuel Díaz Ron y yo estábamos en equidistantes extremos masónicos, lo cual no era un impedimento para que hubiera habido una serie pequeña de reuniones para conocer de primera mano , situaciones y opiniones relacionadas con la masonería ya que él estaba interesado en implantar en su tierra natal en Asturias, una logia de “Carácter Regular” como así hizo apoyando a los grupos “regulares astures” algunos llegaron a levantar sus talleres en Gijón y Oviedo ; Talleres de vida tan efímera y complicada, dado el carácter de algunos de sus integrantes.
Su existencia y asistencia con la región de nacimiento: Asturias, en avión privado y con chofer que venía rodando con el choche desde Paris, tenía siempre una cita anual con motivo de los Premios Príncipe de Asturias, motivo además que aprovechaba por cercanía con el firmante de esta crónica de La Nueva España , para ofrecerle alguna información algún padrinazgo a la vez para ofrecerse o conceder alguna larga entrevista.
Como digo su existencia también estaba relacionada con la masonería, realidad más discreta aunque no exenta de candidez , como aquella gran finca que se quería adquirir para montar la logia a la vez que un a cierta residencia, se le relacionó con un hecho que la LNE se hizo eco en su día de un viaje de una serie de notables “astures” que fueron invitados pro Manuel Díaz Ron a Córcega , y de los cuales el periódico bajo la firma del colectivo Arturo Román, (julio 2001) comentaba que alguno de los presentes se habían dejado en el avión una prenda típica de cocineros, luego en los mentideros se decía que dicha foto había sido filtrada por Juan Luis Rodríguez Vigil que no habría participado en aquel evento, Habladurías de aquellos tiempos, pero no deja ser curiosa la foto de los presentes y su repercusión en los medios astures.
Así fue como conocí a Manuel Díaz Ron que debió ser sentirse interesado por un joven masón que publicaba un buen montón de trabajos en prensa, aunque algunas de las noticias que en aquellas reuniones le comenté no le gustaron nada, y ahí comprobé la sumisión o presencia importante de la GLNF en la masonería regular española, pues tras alguna de esas noticias vi como ser ponía firme al ex-Gran Maestre Sarobe por algunas triquiñuelas en la marcha de los proyectos masónicos “regulares “ astures. Luego aunque mantuvimos más bien un contacto postal , ninguno de los dos hizo por tener un acercamiento y la distancia creció entre nosotros, reconociéndonos cada uno donde en su cualidad y calidad.
VGG
Ahora Les dejo con la crónica de Javier Neira publicada en LA NUEVA ESPAÑA
Exiliado siendo aún un niño, desarrolló una gran carrera pública y empresarial, llegando a vicealcalde de la capital gala
Manuel Díaz Ron, político y empresario asturiano, fallece en París a los 86 años «Soy francés hasta el fondo de mi alma, pero he seguido siendo asturiano»
Oviedo, Javier NEIRA
El empresario y político Manuel Díaz Ron, asturiano de Abres recriado en Francia, falleció en París el pasado jueves, a última hora de la noche, a los 86 años de edad.
Exiliado siendo aún un niño, desarrolló en el país vecino que le acogió una extraordinaria carrera profesional, alcanzado la presidencia de empresas multinacionales y participando en primera línea en muchas actividades industriales, comerciales y agrícolas, al tiempo que realizaba una destacada labor política que le llevó a ser vicealcalde de París cuando el después presidente de la República Jacques Chirac era el alcalde de la capital francesa.
Una reciente publicación consideraba a Díaz Ron como una de las ocho personas más influyentes de Francia por su peso en el mundo de la empresa -también se le consideraba como una de las seis mayores fortunas del país vecino- por su carisma dentro de las formaciones políticas de carácter liberal conservador y, quizá de forma especial, por su fuerte personalidad que le convertía aún, a su avanzada edad, en el consejero natural de las personas más destacadas de su país de adopción como, por ejemplo, el presidente Sarkozy.
Enamorado de Asturias, tuvo hasta hace pocos años en Villaviciosa, de donde era su padre, una espléndida finca -de las mejores de la región- y siempre mantuvo un grupo de amigos que inevitablemente, en cuanto ponía un pie en Oviedo, arrastraba a beber sidra por la zona de Santa Clara o hasta la Gascona. Si de comer se trataba, a La Tortuga, en Tazones.
En Asturias, citar a Manolo Ron era y es mencionar a la masonería. Efectivamente era masón y quizá porque en España aún las cosas son distintas a lo que ocurre en otros países europeos o americanos, si no chocaba al menos siempre se destacaba esa condición al referirse a él. Pertenecía a la Gran Logia Nacional Francesa, una obediencia regular, teísta, apolítica y liberal. Y también estaba muy vinculado a la Gran Logia de España, de iguales características. En todo caso, y contra algunas suposiciones que se llegaron a hacer, la masonería no influyó en su carrera política y profesional siquiera, sea porque se inició cuando ya había cumplido 50 años.
Manuel Díaz Ron abandonó Asturias y España durante la Guerra Civil, acompañando a su padre que era concejal en Oviedo de Izquierda Republicana. Regresó años después y en 1960 tuvo que traer, al menos por unos días, a su padre porque «sencillamente se moría si no veía un poco Asturias». Una visita accidentada porque, como alguna vez contó, tuvieron una constante vigilancia de las fuerzas del orden.
En Francia se enroló en la resistencia y llegó a ser un héroe nacional, liberó la ciudad de Millau de la que después fue alcalde y ya durante los años de paz desarrolló en Francia una labor multiempresarial en la construcción -incluso en Marbella, hasta que la dejó cuando empezaron a aflorar asuntos turbios- y la finanzas. Nunca se jubiló, hace aún muy pocos años participó en las frustradas conversaciones a tres para fusionar BNP Paribas -«el presidente es como mi hijo», declaró-, el primer banco galo, y Société Générale, el segundo banco, de la que era consejero. Fue alto directivo de Alstom y de ITT Europa.
En 2007, el Rey le concedió la Encomienda de la Orden del Mérito Civil que le entregó el delegado del Gobierno, Antonio Trevín, en un acto celebrado en Oviedo. «Tenía una gran personalidad, era muy inteligente y carismático»
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Cuando recibió la condecoración real recordó que «en mi época política me han llamado capitalista y bebedor de sangre, pero jamás oí a nadie llamarme extranjero por mi origen español. Francia tiene una fama chovinista que no es merecida. Soy francés hasta el fondo de mi alma, pero he seguido siendo asturiano».
En sus frecuentes visitas a Asturias solía realizar una escala previa en Santander o Madrid para ver al financiero Emilio Botín y otra posterior en Santiago de Compostela para visitar a Manuel Fraga, al menos cuando era presidente de la Xunta de Galicia.
En nueve ocasiones fue jurado de los premios de Cooperación Internacional de la Fundación Príncipe de Asturias. Era uno de los pocos patronos de la Fundación a título personal y no en representación de una firma o institución.
En 2005 declaró a LA NUEVA ESPAÑA: «Zapatero es listo, no creo que se deje llevar por el romanticismo socialista». Un año después dijo: «Aquel sueño de hacer unos Estados Unidos de Europa está muerto». Y en 2008 afirmó: «Estamos pagando años y años de imprudencias y de falta de respeto al orden financiero internacional». El próximo martes será enterrado en París.