Revista Filosofía

Manuel Martínez Llanez - Carta al Director de la Real Académica de la Lengua Española

Por Hetairo
Se pide incluir el término "totalitario" en la entrada del Diccionario relativa al "comunismo"
Carta abierta de un comunista al Director de la Real Academia Española
Manuel Martínez Llaneza
Rebelión
Sr. Director de la Real Academia Española
Me dirijo a usted como comunista preocupado por las iniciativas de algunos académicos que piden incluir el término ‘totalitario’ en la entrada relativa al término ‘comunismo’ de la próxima edición del DRAE.
Le tengo que manifestar en primer lugar mi sorpresa.
Siempre se ha considerado que el Diccionario recoge el uso de la lengua con criterios que -aunque en algunos casos sean discutibles como en toda actividad humana- tienden a reflejar su uso real con un sentido de conservación de su “genio”, lo que lleva, por ejemplo, a señalar como vulgarismos palabras de uso muy frecuente que en el futuro es posible que desaparezcan o, por el contrario, que accedan a la categoría de normales.
Lo que se suponía que estaba ausente del DRAE es la valoración política, histórica, moral o estética, por supuesto en la medida de lo que es posible separar los significados de las connotaciones. Ese criterio se sigue en términos generales, pero no se seguiría en el supuesto que comento según voy a argumentar, recurriendo como apoyo a algunos ejemplos tomados de la vigésima segunda edición, salvo que se diga lo contrario.
Ejemplo 1º: capitalismo.
1. m. Régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza.
2. m. Conjunto de capitales o capitalistas, considerado como entidad económica.
Como era de esperar, no se dice que el capitalismo es causante de injusticias, guerras y hambre, y que su evolución está poniendo en peligro la supervivencia de la humanidad. Y ello, no porque no sea cierto, sino porque no es misión de la RAE –ni yo se lo pido- entrar en esos importantísimos aspectos.
Ejemplo 2º: Iglesia católica.
1. f. Congregación de los fieles cristianos regida por el Papa como vicario de Cristo en la Tierra.
No se dice que es una institución totalitaria –en sentido estricto, como mostraremos luego- ni que creó la Inquisición y fue la responsable de muchas guerras y matanzas. Entiendo de nuevo que no es necesario explicar por qué no se dice. Sin embargo, es cierto que en el DRAE se califica de totalitarias a otras concepciones político-sociales.
Ejemplo 3º: fascismo. (Avance de la 23. ª edición, los cambios no son relevantes) (Del it. fascismo).
1. m. Movimiento político y social de carácter totalitario que se desarrolló en Italia, en la primera mitad del siglo XX, liderado por Benito Mussolini, y que adoptó como símbolo las fasces romanas.
Ejemplo 4º: franquismo.
1. m. Movimiento político y social de tendencia totalitaria, iniciado en España durante la Guerra Civil de 1936-1939, en torno al general Franco, y desarrollado durante los años que ocupó la jefatura del Estado.
2. m. Período histórico que comprende el gobierno del general Franco.
El análisis de estas diferencias nos lleva al meollo de la cuestión lingüística que estimo debe considerar la RAE para evitar la improcedente politización derechista del Diccionario. Señalo las principales consideraciones, sin citas, que estimo innecesarias por lo conocido del tema y el carácter de este escrito, pero que pueden aportarse sin dificultad:
a. Es el propio fascismo el que se autocalifica de totalitario. Las leyes franquistas de la posguerra también definen el nuevo estado como totalitario de manera explícita. Sin merma de rigor podrían, pues, sustituirse en las anteriores entradas las expresiones eufemísticas “carácter totalitario” y “tendencia totalitaria” por “totalitario” simplemente. Podría también en propiedad matizar “gobierno totalitario” la segunda acepción del ejemplo 4º
b. Es evidente que dicha calificación no tiene para sus creadores ninguna connotación moral negativa, sino que es meramente descriptiva. El sentido de la totalidad viene regido, en las diferentes versiones del fascismo, por los conceptos de imperio, raza o religión, supuestamente superiores al hombre, a los que se subordina en última instancia toda actividad individual o social. Éste es el sentido original de ‘totalitario’.
c. Nunca ha habido una definición de ese tipo en ninguna de las variantes del comunismo que, en todo caso, han preconizado siempre la liberación del hombre de las diversas ataduras sociales y económicas.
d. Los errores, e incluso crímenes, cometidos por los diversos regímenes políticos –por todos, hasta la fecha- son cuestiones de facto que le corresponde valorar a historiadores, sociólogos y políticos, y esta valoración se deberá hacer, en nuestro caso, en la mejor lengua española posible, sin que las palabras deban estar cargadas y distorsionadas previamente de manera que hagan imposible el estudio y el diálogo.
e. En ese sentido, mi convicción de que el carácter criminal de todos los regímenes fascistas que han existido deriva en gran medida de su carácter totalitario puede admitirse o no por los científicos, pero en ningún caso tiene un carácter lingüístico que pueda afectar al Diccionario.
Las anteriores consideraciones nos conducen a revisar las propias definiciones del DRAE relacionadas con totalitario-totalitarismo.
Ejemplo 5º: totalitario, ria.
1. adj. Que incluye la totalidad de las partes o atributos de algo, sin merma ninguna.
2. adj. Perteneciente o relativo al totalitarismo.
Ejemplo 6º: totalitarismo.
1. m. Régimen político que ejerce fuerte intervención en todos los órdenes de la vida nacional, concentrando la totalidad de los poderes estatales en manos de un grupo o partido que no permite la actuación de otros partidos.
Curiosamente, la secuencia genética “total-totalitario-totalitarismo” está distorsionada de forma circular por la segunda acepción de “totalitario”. De esta forma, como ‘totalitarismo’ recoge exclusivamente la concreción política e ignora la definición ideológica, se traslada ésta a ‘totalitario’ cuya primera acepción tiene un carácter abstracto. En resumen, el DRAE no recoge la acepción ideológica original –fascista- de ‘totalitario’, ni de ‘totalitarismo’.
En todo caso, esa definición de régimen político totalitario afecta, como se ha dicho, por propia decisión a los regímenes fascistas y a la propia definición del fascismo, pero sólo un lavado de cerebro programado puede extenderlo al comunismo que pregona la desaparición del Estado tras la fase socialista y que no ha teorizado jamás la necesidad o conveniencia de impedir “la actuación de otros partidos”.
Como conclusión de estos razonamientos, le pido que tome en consideración las siguientes propuestas:
a. Modificación de las entradas de los términos ‘totalitario’ y ‘totalitarismo’ de forma que den entrada a su definición ideológica original, libre de otras connotaciones.
b. Rechazo a incluir el adjetivo ‘totalitario’ en la entrada ‘comunismo’ por ser falsa en cualquiera de sus acepciones.
Por último, Sr. Director, dejemos la política a los ciudadanos y preocupémonos todos porque el Diccionario dé soporte a una lengua común (comunista) lo más rica, clara y universal posible.
Atentamente
Manuel Martínez Llaneza

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes. (www.rebelión.org)

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LOS COMENTARIOS (1)

Por  Khochalo
publicado el 22 abril a las 07:55
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Lo acabo de conocer hoy por internet, camarada y su interpelación sobre la pretensión del DRAE para asimilar el término "comunismo" al término "totalitarismo" me parece una necesaria y muy útil aclaración que, lejos de ser una sutileza lingüística, constituye una urgente precisión que debe ser difundida ampliamente (independientemente de la decisión de la ilustrísima Academia)