Manuel Uribarri nació en la población valenciana de Burjasot, el 23 de noviembre de 1896. Era hijo del general de brigada Aureliano Uribarri León. Licenciado del servicio militar en 1916, ingresó en la Academia Militar de Toledo, saliendo en 1919 con el grado de alférez de infantería, destinado al Regimiento de Mahón-Menorca nº 63. En 1921 asciende a teniente y entró en la Guardia Civil, que le destinó a Valencia.
En julio de 1936 se encuentra destinado en la capital del Turia, con el grado de capitán. Los militares de la guarnición, tras muchas dudas, se sublevan contra el Gobierno de la República, Manuel se pone, inmediatamente a disposición de las autoridades republicanas. El general González Carrasco, había llegado a Valencia para ponerse al frente de dicha sublevación, realizando varios intentos para tomar la División, pero tras dos semanas de escaramuzas, las fuerzas populares, que había entrenado el capitán Uribarri, toman el cuartel de Zapadores-Minadores de Paterna, y a continuación los Regimientos de Infantería y Caballería de la Alameda.
Uribarri, sofocada la rebelión en Valencia, se pone a las órdenes del Comité Ejecutivo Popular, que le nombró jefe de las Milicias Valencianas, que serían las encargadas de mantener el orden en la ciudad y en los pueblos de alrededor. Estas milicias fueron entrenadas en la Plaza de Toros. En lo referente a la Guardia Civil Valenciana, esta estaba prácticamente desaparecida, pues en el momento de las sublevación fue acuartelada y su jefe, el general Luis Grijalbo fue asesinado junto a su hijo por algunos incontrolados.
El capitán Uribarri, en ese trasiego de fuerzas a otros lugares, recibe la orden de incorporarse a la columna del capitán Bayo, que se dirige a conquistar las Baleares. La columna que sale de Barcelona está compuesta, principalmente, por varios miles de voluntarios catalanes, mientras que la que encabeza Uribarri, sale de valencia, con unos 300 efectivos. Los barcos que transporta la columna salen de Valencia hacia Formentera, que cayó en manos republicanas, sin apenas resistencia. No sucede lo mismo en Ibiza, que opuso una fuerte resistencia, aunque también caerá en manos de los milicianos. Pronto surgen las discordias entre Bayo y Uribarri, cuando el primero pretende imponer la autoridad de la Generalitat catalana y Uribarri se mantiene siguiendo las ordenes del Ministerio de la Guerra del Gobierno de la República.
Tras la conquista, la columna de Uribarri regresa a Valencia, y desde allí se la envía a una de las zonas más conflictivas en ese momento. Es la zona entre Andalucía y Extremadura, por donde las fuerzas del ejército de África avanzan hacia Madrid. La columna recibe el nombre de la Columna Fantasma, y está compuesta por milicianos valencianos, guardias civiles y soldados de remplazo de la ciudad de Valencia. La columna a pesar de su voluntad tiene que enfrentarse con legionarios y regulares, mucho mejor preparados y dotados de armamento, con lo que no tienen ningún éxito.
En los combates que tuvieron lugar en Guadalupe, la columna tuvo 80 bajas, y según un informe de Uribarri, los nuevos efectivos incorporados habían desertado. En un informe posterior informaba de la desastrosa situación de la columna y del frente republicano; carecían de artillería y las deserciones iban en aumento. Tras el fracaso de la Columna Fantasma, Uribarri regresa a Valencia y organiza otra columna con el objetivo de taponar la ofensiva franquista a la altura de Toledo. La tarea volvió a ser un rotundo fracaso, principalmente por la falta de medios.
De nuevo regresa a Valencia y, ascendido a teniente coronel, se le da el mando de la 46ª Brigada Mixta, que estaba compuesta con los restos de la Columna Fantasma, estando su cuadro de mandos compuesto por militares profesionales. La brigada quedaría integrada en la Novena División del Segundo Cuerpo de Ejército, Agrupación Tajo-Extremadura, actuando en la batalla de Brunete, permaneciendo en primera línea hasta julio de 1937, en que pasa a la reserva, integrada en el Séptimo Cuerpo de Ejército, Ejército de Extremadura, dentro de la 29ª División.
Nuestro personaje dirigió durante un tiempo un grupo de guerrilleros en Extremadura y, posteriormente, fue nombrado jefe del Servicio de Inteligencia Republicano (SIM), del que sería destituido en abril de 1938 por desavenencias con los comunistas. Marcha a Francia y ante el temor de sufrir represalias, se traslada a Cuba, en donde realizó diversas labores. A finales de 1957 ingresó en la logia “Pi y Margall”, y en mayo de 1959 forma parte de la logia “Unión Ibérica”, llegando a ser Maestro Masón, representando al Gran Oriente Español en el exilio.
Azaña en sus memorias le acusa de haberse apropiado de dinero. Lo mismo indicó Vicente Rojo, así como la embajada de la República Española en Cuba. Todas estas acusaciones fueron desmentidas por Jorge Domingo, aportando como pruebas las dificultades económicas con que Uribarri vivió en Cuba. Es muy posible que las acusaciones fueran fruto de su carácter y de una campaña comunista.
En desacuerdo con el rumbo tomado por el Gobierno Cubano, en 1961 se trasladó a México, falleciendo en Veracruz el 6 de octubre de 1962.