¿Cual es su relación con la realidad?
Cuando nacemos no tenemos ninguna guía que nos ayude a movernos por el mundo, pero a lo largo de nuestro proceso de aprendizaje construimos nuestro mapa. Es un proceso laborioso que es el resultado de todas nuestras vivencias, de nuestros fracasos, de nuestros éxitos y de todo lo que hemos aprendido sobre lo que funciona y lo que no funciona para hacer frente a la vida. Mientras más preciso sea nuestro mapa, más nos acercará a la realidad y más capacitados estaremos para desenvolvernos a través de ella. Conforme más errores tenga, más distorsionada estará nuestra capacidad de afrontarla.
El proceso no termina nunca. Tenga en cuenta que el mundo está en cambio continuo, por lo que la elaboración de su mapa es un trabajo que dura toda la vida. Necesitamos revisar y corregir nuestros mapas, pues éstos tienden a quedarse obsoletos. Cuando esto sucede todas sus herramientas, sus estrategias y sus soluciones estarán desactualizadas, y usted estará perfectamente preparado para vivir en un mundo que ya no existe.
Se sorprendería al comprobar cuántas personas han tomado la decisión de aferrarse a sus viejos mapas y no revisarlos. Se encierran en su percepción de la realidad, ignoran toda la información que es nueva y niegan todas aquellas señales que les advierten que sus mapas ya no funcionan, pues han perdido su capacidad de guiarles por la vida. Prefieren defender una visión anticuada a revisarla y corregirla, pues a veces es doloroso admitir que nuestras guías ya no son útiles y que debemos deshacernos de ellas.
La pelota está en su tejado. Usted decide: puede dar por finalizado todo su proceso de crecimiento y de aprendizaje o, por el contrario, puede abrirse a la idea de que cartografiar el mundo es un proceso continuo, un camino que dura toda la vida, y que no sólo consiste en aprender lo nuevo sino en desaprender todo lo que ya no sirve.
Y recuerde: el mapa no es el territorio. Mucha suerte.