No se trata de un gran temporal, mar de viento de rachas de unos 50 kilómetros por hora combinada con mar de fondo del noroeste, daban una mar combinada de olas con un pico de unos cuatro metros de altura. Lástima de marea bajando o baja cuando mayor era el oleaje: los bufones de Vidiago apenas provocaban surtidor, aunque el sonido era muy espectacular.
Además de la evidente rasa costera con una ligera inclinación hacia el mar, también puede apreciarse en la base del acantilado, el surco de erosión provocado en la zona de mayor y constante rompiente.
En la primera foto se observa todo el entrante de la rasa de Vidiago, más o menos desde los bufones de Arenillas. En las demás son los acantilados de la zona de la cantera donde además de las olas, el protagonismo lo tiene el arco formado en la base del acantilado.
La posición invernal del sol impide fotografiar en condiciones, las galerías colgadas y cuevas que asoman al acantilado y que son, junto con bufones y dolinas, de lo más abundante en esa zona.
Oleaje rompiendo en la base de los acantilados. Al fondo, sobresaliendo apenas, se ve el Castro de Ballota (isla, no conjunto arqueológico)
Ola formada por el retroceso de la resaca y el avance del oleaje. El tono más grisáceo no es solo por la evidente falta de sol, si no por el spray de minúsculas gotitas que llena el aire.
Probablemente con marea alta hubiese sido aún más espectacular.
Arco en la base del acantilado, mostrando el proceso de retroceso por erosión.