Mucho pensaréis que a santo de qué os cuento esta batallita. "Está muy bien esto de las historietas antiguas, pero no estamos para tonterías ahora mismo. Gracias." Es como si os estuviera leyendo la mente a la mayoría en estos momentos. Y os entiendo, pero repito, dejadme explicarme. No he venido a hablaros de esto, hombre.
He venido a hacer con vosotros una pequeña reflexión. Sé que la mejor manera de estrenarme en este blog no es hablando de la eliminación de España del mundial, pero la suerte no me ha dado un tema más alegre. Qué le vamos a hacer. Aprovecho antes de entrar al trapo para agradecerle esta oportunidad a Ángel (¡perdona estas dos semanas de retraso!), siento no haber podido colaborar antes por aquí. Ojalá sea el primero de muchos escritos que podamos compartir, y os recuerdo antes de nada que para hacer esto más grande, os guste más o menos el artículo y lo compartáis o no opinión conmigo, siempre podéis comentar abajo lo que queráis. Eso nos ayudará a crecer, y recordad que este viaje lo hacemos juntos. Dicho esto, vamos al tema. Hablemos de 'eso'.Empezaba hablándoos del célebre Maracanazo. Hoy, muy a nuestro pesar, le encontramos relevo. Mismo estadio, mismo mazazo, distinta víctima. Sorpresa para unos, decepción para otros. Sí, amigos. Estamos fuera.Tocados y hundidosCiento ochenta minutos. Dan para tanto y tan poco. Han bastado para noquear definitivamente a la acual campeona del mundo, a un grupo que en seis años ha acumulado dos cetros continentales y la guinda del pastel en Sudáfrica. Cuando en dos partidos recibes siete goles (salimos a una media de tres goles y medio por cada uno) y sólo marcas uno y de penalti que no era, no se puede ocultar que algo se ha hecho mal y que toca reflexionar al respecto. Más allá de estos demoledores números, lo que más me preocupa no es perder, quedar fuera. Podía pasar. Lo que me parte el alma en dos es no ver capacidad de reacción, ver miradas perdidas en todos los protagonistas, ver que no se dejan la piel, que les corre horchata por las venas en vez de sangre, ver once fantasmas deambulando por el césped (ojo, no me malinterpretéis lo de fantasmas), ver que es un quiero y no puedo, que la impotencia y la desesperación le cierran la puerta a la magia y la esperanza de hasta hace bien poco. Me duele ver a mi selección humillada, rota, aplastada, despedazada. Se me parte el alma ver que ahora es un juguete roto. Cómo hemos cambiado. ¿Qué ha pasado para que en tan sólo cuatro años pasemos de comernos el mundo a comernos el suelo? Necesitamos respuestas. Dejadme establecer una comparación: en Sudáfrica disfrutamos viendo a la Roja. Hoy; misma camiseta, mismos colores, misma ilusión. Pero hemos sufrido en lugar de disfrutar. Que no se malentienda esta reflexión como una crítica voraz a la selección, por favor. Han fallado, nos han decepcionado a todos. Desde luego. Pero son los mismos que nos han dado tanto en este tiempo, los mismos que nos han emocionado tantas veces, los mismos que consiguieron que en nuestra camiseta luzca sobre el escudo una estrella que jamás se borrará. Dejadme que les agradezca tanto. Gracias, de corazón. Gracias por todo. Lo que pasa es que, con perdón, cuanto más alto estás, mayor es la caída. Y el batacazo es mayúsculo, y duele como sal en unas heridas que costará mucho cicatrizar. El rol de España siempre fue el de selección modesta y no favorita que jugando con el corazón buscaba el milagro. Sorprendiendo a propios y extraños, nos vimos el 11 de Julio de 2010 (y por mucho tiempo que pase, esa fecha no la olvidaremos, tenedlo presente) llorando como niños y entonando cánticos llenos de orgullo y satisfacción. Ése es nuestro papel, el traje de favoritos no nos queda bien, no viene en nuestro ADN ganar antes de dejarse la piel. Y se ha visto, ¿no?
Se puede fallar, pero la obligación es levantarse
Por supuesto, eso ni lo dudéis. Hay que levantarse. Ahora es tiempo de hacer las reflexiones y tomar las decisiones que convengan. Cambio generacional, relevo en el banquillo, búsqueda de responsables... acostumbraros a estos tópicos, que a partir de mañana serán el pan nuestro de cada día. Necesarios y, a mi parecer, acertados, en cualquier caso. Tiempo habrá.Naranjito, quítale hierro
Suena absurdo, lo sé, pero la relación entre la ilusión y las expectativas y el fracaso va estrechamente vinculada a la selección española. Porque en 2010, cuando no lo esperábamos y muchos creíamos que nos íbamos a morir sin ver a España ganando un mundial, nos sorprendimos gratamente y escribimos la página más dorada de la historia de nuestro fútbol, pero hasta llegar allí hubo muchos 'bocetos' anteriores. Echemos la vista atrás. Hemos despertado de un sueño primaveral que ha durado seis años. Bienvenidos a la vida de antaño. La de ganar como nunca y sufrir como siempre. Qué mal acostumbrados nos tenéis, chavales.Mundial de España, 1982. El del simpático cítrico, sí. El que despierta simpatía y nostalgia a media España con sólo su nombre. Muchos no tuvimos esa suerte por razones temporales, pero los que lo pudisteis disfrutar en directo seguro que no lo olvidáis. Ilusión, España albergaba el Mundial. Todo el país se relamía pensando: "¿Y si se hace algo grande?". Castañazo al canto, fuera a la primera. ¿Veis como hay precedentes? O si no en 1998, Mundial de Francia. Cercanía, proximidad, esperanza. La misma historia. Adiós muy buenas en la fase de grupos, mientras los anfitriones levantaban la Copa. Lo de hoy duele por que se creía en el grupo, pero ya veis como ni es la primera vez que sucede ni será la última. Futuro inmediato
Antes de pasar página, lógicamente, habrá que reflexionar en frío. Dejadme matizar que estoy escribiendo estas líneas al poco de terminar el duelo ante Chile y aún con la camiseta de la Roja puesta. En caliente, el cuerpo me pedía plasmar con honestidad mis impresiones cuando la herida está aún en carne viva. Conforme pasen los días, se hablará y mucho. Se analizará, se crucificará a muchos y se escucharan valoraciones de todo tipo. Mi impresión a bote pronto es que quizás no sea solo un episodio desafortunado sin más, creo que es el inicio de algo más profundo. Parece que son nuevos tiempos y necesitamos aire fresco. Gracias, de nuevo, a todos por lo que nos habéis dado y lo que nos habéis hecho sentir. Me desvinculo de ser ventajista y resultadista; el fútbol no tiene memoria, y sólo el tiempo os pondrá en el lugar donde os corresponde. Sois eternos. Suena a despedida, sí, creo que sería el momento adecuado. El ciclo de muchos de los pilares fundamentales y del seleccionador está apagándose. Marqués, muchas gracias a usted también. Ha patinado en Brasil, ¡y de qué manera! Como los demás. Muchos le señalarán en este fracaso. A quienes lo hagan, les pido que también le señalen de la misma manera en cada éxito. Es de justicia.Corramos un tupido velo
Italia también llegaba a Sudáfrica como campeona (en Alemania 2006) y se dio de bruces a la primera. Y Francia en 2002. Y se han levantado. Hoy es un ridículo en toda regla, pero con el paso del tiempo seremos uno más. No somos los primeros en sufrirlo, ni seremos los últimos. Costará digerirlo, y mucho. Dolerá ver las imágenes de estos goles. Escocerá hablar de Brasil 2014, de ese pudo ser y no fue. Después de esas necesarias reflexiones que no tardarán en venir, tocará seguir mirando hacia el futuro. Yo prefiero pensar que, simplemente, este grupo ha abdicado (ahora que está tan de moda) y que le cede la corona a una nueva generación, más joven y con más hambre y ganas de comerse el mundo. Venga, tomémonoslo con un poco de humor, que no viene mal en estos momentos. Es una buena manera de digerir esto, aunque muchos aún no acabamos de creernos que ha sucedido realmente. Y enhorabuena a Holanda y Chile, verdugos españoles, antes de que se me olvide. Mucha suerte, de corazón, para lo que queda de Mundial. Ya que hemos sabido ganar de manera magistral durante estos años, sepamos ahora perder con deportividad y felicitar a los que fueron, objetivamente, mejores. Pese a todo, y si me lo permitís, mi pronóstico es que esta Copa tiene un nombre grabado desde hace tiempo y no es otro que el de Brasil. Creo que la verdeamarelha ganará el mundial, y me aventuraría a decir que la final será contra Argentina. Ojo, que no quiero dármelas de agorero ni mucho menos, es un simple pronóstico que hago a nivel personal. El fútbol dictará sentencia, y puede cumplirse o no, faltaría más. Ojalá me equivoque y haya sorpresas, pero como ni soy un pulpo ni me llamo Paul me limitaré a disfrutar del mundial desde la neutralidad que ahora nos toca asumir. Que este pasito atrás sólo sea para coger carrerilla en el camino hacia Rusia 2018. Queremos quitarnos la espinita, y la espera será larga. Nos leemos próximamente. ¡Un placer, hasta otra! Y levantad la cabeza; recordad que sólo es un juego...o debería serlo.