Bettie Page como de costumbre salió a correr en la campiña, le encantaba hacer esa rutina porque ademas de mantenerla en forma, también a lo lejos podía ver completa la ciudad de Hurlingham. Llevaba buen paso cuándo de repente se percató que en cierto claro de un bosque se veían tres misteriosas figuras. Bettie con cuidado se acercó sin hacer ruido, protegida por los troncos de los árboles. Vestían túnicas negras, como los Nazgul de los libros, la capucha les encubría el rostro. Pudo escuchar que hablaban en algún idioma extraño y antiguo a la vez. Uno de los encapuchados levantó los brazos y Bettie vio cómo de repente una luz violeta surgía de Hurlingham, luz que envolvió toda la ciudad, el fogonazo también se expandió hasta el bosque. No pudó huir. La luz y el calor la envolvieron y perdió conciencia.
Cuando despertó la ciudad ya no estaba donde solía hacerlo, en su lugar un grotesco manchón negro ocupaba el paisaje, sin saber como, comenzó a caminar sin rumbo, no sabía quién era, había perdido toda memoria. Así fue como la encontraron los servicios de socorro. La subieron a una ambulancia y se la llevaron a un hospital.
Los días pasaron, y la mujer se convirtió en un misterio para todos los que la rodeaban. Aunque los médicos trataron de ayudarla a recuperar su memoria, los recuerdos de su vida anterior permanecieron fuera de su alcance. El personal del hospital se percató de que sentía cierta afición por leer una y otra vez las pocas revistas de comic que se encontraban en el pabellón de recuperación. En particular pasaba horas y horas ojeando la revista con las aventuras de Mara Laira.
Sin otra información para seguir, decidieron llamarla "Mara Laira" hasta que pudieran descubrir su verdadera identidad. Mientras intentaba reconstruir su vida, "Mara Laira" descubrió que poseía una voz extraordinaria. Era cálida, cautivadora y llena de matices. Decidió aprovechar este don y se embarcó en una carrera como locutora de radio.
Su voz resonaba a través de las ondas, envolviendo a los oyentes en su encanto. Era capaz de transmitir emociones con una habilidad sin igual, y su belleza vocal se convirtió en su sello distintivo. "Mara Laira" se convirtió en una de las locutoras más populares del país, ganándose el corazón de miles de seguidores.
II. El TemploTrinity, la mujer felina e híbrido humano onírico, se encontraba en uno de los Templos secretos de la Facción Fantaso. Había sido convocada por el "Gran Dragón", el miembro de más alto rango de aquel particular Templo.
En la sala en la que se encontraba se podía ver un par de estatuas que se miraban frente a frente: Una era la Diosa Zaida y la Otra la de su amante: el Dios Erekon. Por alguna razón siempre sentía antipatía hacia la estatua de Zaida, pero le resultaba bastante atractiva la de Erekon. Conforme se acercaba a las estatuas pudo ver que tras el pedestal de Erekon surgía una figura vestida como un Nazgul (de hecho ella también estaba vestida de ese modo), se trataba de Gabriel Ganimard, su anciano mentor.
- Amada hija, no te hubiera convocado si no fuera una materia grave y urgente
- ¿De qué se trata padre mío?
- Debes ir a Aragca y venderle a sus nobles la Ciudad de Hurlingham - respondió secamente Ganimard, mientras sacaba de una de sus mangas una especie de esfera de cristal, la cual entrego a Trinity
- ¿Cuál fue el precio pactado?
- Lo acostumbrado en estos menesteres: 300 Toneladas de Uranio, ni un gramo más, ni un gramo menos.
-¿Pueden ellos rehidratar el objeto?
- No lo creo, hasta donde sabemos solo les interesa coleccionar este tipo de cosas
- Se hará como tú indicas.
- Trinity querida, no está de más indicarlo, pero ten cuidado, esos nobles son gente extremadamente peligrosa y traidora, no te fíes de lo que te digan.
- Gente como esa es mi especialidad. Es por eso que para llevar a cabo esta misión usare como identidad el nombre clave ¡Saga Sigrid! - respondió Trinity con gesto pícaro
- Esa es mi hija. Si tu madre, Lilith Blue, estuviera viva, también estaría contenta de ver que te has convertido en la mejor agente del mundo Onírico - apunto el anciano dejando derramar algunas lagrimas.
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