Brian Selznick.
La recta final de Maravillas me pareció especialmente hermosa; terminé la novela con los ojos húmedos y con una sensación muy gratificante en mi interior. Sabía que encontraría una historia original, pero en la práctica ha resultado ser mucho más, un proyecto bien planificado y ejecutado que incorpora temas tan interesantes como la museología y la discapacidad auditiva sin pretensiones adoctrinadoras y con muchas posibilidades de llegar al lector. No por incluir imágenes se pierde el encanto de la literatura de siempre; al contrario, su atractivo aumenta por todo lo que aportan las tiernas ilustraciones de Selznick. Ahora, la gran pregunta: ¿para quién lo recomiendo? Bookworm, que de literatura infantil entiende más que yo, lo aconseja para niños a partir de 10-11 años con hábito lector (más que nada para que no se asusten al ver sus dimensiones). De todos modos, Maravillas es un magnífico ejemplo de libro que puede gustar a lectores de todas las edades, así que si sois adultos sin prejuicios no lo dejéis caer en el olvido y saboread estas páginas con el mismo encanto con el que lo he hecho yoSi os ha llamado la atención, podéis empezar a leerlo aquí.