Maravillas en el país de los tontos
Aquí estoy, en mi cubil, haciendo un curso de Word on-line. Está bien esto de hacer un curso de Word después de llevar veinte años utilizándolo todos los días. De ahora en adelante conseguir cursos será más difícil, vamos, imposible. En la Administración sólo se oye esta cantinela: no hay dinero. Al final acabaremos con el bolígrafo atado a la mesa como el famoso peine de la Posada del Peine, valga la redundancia. Bueno, no hay dinero para lo necesario porque para lo innecesario sí que lo hay. También sobra personal, gente; esos que han entrado en la Administración por la puerta de atrás con carné, por amiguismo, por el sindicato… En estos tiempos que corren ser funcionario es un chollo. Pero no es fácil ser funcionario de carrera, siempre he dicho que cansa mucho más el trabajo en la Administración que en una empresa privada. ¿No se lo creen? Tiene una explicación. El trabajo en la Administración aburre y eso cansa más que cualquier esfuerzo en una empresa privada. El aburrimiento es lo más agotador en esta vida. Me dicen que tengo mucho morro cuando hago esta afirmación y se me echan encima. Bueno, yo me defiendo recordándoles que los requisitos son muy pocos para ir a una oposición: ser español, no tener antecedentes penales, tener cumplidos los 16 años y poco más… Aprobar los exámenes, por supuesto, pero hay otra forma de entrar en las diferentes Administraciones; consiste en entrar por la puerta de atrás con el patrocinio de un amigo y un carné, con el tiempo presentarse a un examen sin saber nada, firmarlo y prueba superada.Pero después de contar esto paso a otro discurso. Me maravilla - hago honor a mi nombre - el poder de convocatoria que tiene un tonto en estos tiempos. Estamos viviendo en la Torre de Babel: el tonto habla y todos lo escuchan, mientras que el listo habla consigo mismo. Es triste poner el televisor y que llegue una infanta imputada al juzgado a declarar y que conteste a cada una de las preguntas que le hace el señor Juez con un: No sé… No me consta... No recuerdo… Lo desconozco… Después salen sus abogados y dicen que la infanta ha contestado a cada una de las preguntas del Juez y que ha dado las debidas explicaciones. Este episodio histórico; histórico porque es la primera vez que alguien con derechos dinásticos a un reino va a un Juzgado, me parece un insulto a la inteligencia, un insulto a los españoles y de ahí deduzco que la clase dirigente en conjunto nos toman a los españoles por tontos. Esto es lo malo de que un tonto tenga el poder de convocatoria: que acaba idiotizando al resto. Porque claro, yo me hago el siguiente planteamiento. A cualquiera que va a un juzgado y contesta a lo elemental con un no sé, automáticamente se le hace un peritaje psiquiátrico. Digo esto porque esta actitud de Doña Cristina no es ni medio normal, es inaceptable.Es triste y va para nota, que alguien como la hija del Rey nos dé este espectáculo. Llega en su coche, baja de él, saluda mirando al tendido de la prensa, les dedica una sonrisa y entra como aquel que va de visita a un juzgado; sale del mismo como si nada hubiese pasado y se va al palacio con sus papás. Al día siguiente toma un avión para ir a su casita de Suiza. ¡Pobre niña! Y todo este embrollo de gastar dinero sin saber de dónde sale, dice que lo ha hecho por amor. Yo en la piel del Juez Castro le hubiese preguntado a tan real imputada, además, que si se le ha pasado por la cabeza devolver el dinero de esas sociedades sin ánimo de lucro, convertidas por obra del Empalmado en sinónimo de lucro.Otra que no se entera es la Ministra Mato. Esa pasaba por delante del Jaguar de su marido sin saber que era de él. Gastaba confetis por valor de miles de euros para los cumples de los niños y no sabía quién los pagaba. ¿No es maravilloso gastar sin saber de dónde sale el dinero? Pero ahí sigue Ana, de Ministra de Sanidad, aplicando recortes y haciéndonos pagar la mayor parte de las medicinas. Mira tú por dónde… cuando falta el dinero en la Administración, Ana va y se entera. Ana que no saca una cuenta en lo tocante a los gastos de su casa, sabe lo que no pagaban los viejecitos en medicinas y como les salían baratos los tratamientos para seguir viviendo, pues Ana ha decretado que paguen. Esta mujer, ignorante por naturaleza, es de las que sólo sabe sacar cuentas a los demás; esta mujer de gran corazón obliga a pagar los colirios a los abuelos, pero ella prefiere no enterarse quién paga los confetis en las fiestas infantiles de sus hijos. Y todo esto que cuento lo sabe todo el mundo, viene en la prensa, hay imágenes. Los periodistas no paran de atizarnos con estas noticias, nos documentan a diario. Pero qué se puede esperar de un país en el que la mayor parte de los funcionarios son inútiles por enchufe con cargo a los presupuestos generales. Qué se puede esperar de un país donde en bancos, telefónicas, eléctricas y demás monopolios trabajan generaciones enteras con el mismo apellido. Qué se puede esperar de un país donde los jueces son elegidos por los políticos. Yo creo que deben cambiar la imagen representativa de la Justicia; esa Justicia con los ojos tapados con una venda y una balanza en la mano. En mi opinión la deberían representar tuerta, con un parche en el ojo al estilo pirata y sustituir la balanza por una romana. Y por último qué decir y qué pensar de un país en el que triunfan como superventas en libros y discos: Jorge Javier Vázquez, Belén Esteban y Paquirrín… Eso sí, es un país que se moviliza, que sabe movilizarse… cuando se trata de fútbol, claro.