Marc bolan – t.rex – capítulo 1 (los principios)

Publicado el 11 diciembre 2016 por Perendengon

Hola Graminoleños.

La verdad es que he dudado a la hora de darle título al artículo de “La Graminola” de hoy, ya que vamos a disfrutar de la música de un grupo, que cambió su denominación durante su trayectoria y que firmaría sus discos con tres nombres distintos, pero en el que destaca la figura alargadísima de su líder. Muchas veces me he preguntado si T.Rex realmente existieron como banda o simplemente fueron una extensión del talento y la personalidad del auténtico rey del glam-rock: Marc Bolan.

La historia de la música, sobre todo la historia del rock, está repleta de artistas y grupos marcados por la tragedia. Como vamos a comprobar, todo lo que rodeó a Marc Bolan y su grupo iría acabando de manera trágica con el transcurso del tiempo, pero cada cosa a su debido tiempo. Como el artista lo merece, le dedicaremos dos bonitos capítulos Empecemos, como siempre, por el primero de ellos.

Marc Feld, nacido en Londres se interesó desde muy joven por el mundo de la música. Lo que no sabía era que no iba a tardar en convertirse en una de las figuras más importantes del rock a pesar de tener una corta carrera. Sus principios musicales, sin embargo estarían muy apartados del tipo de sonido que le llevaría a convetirse en un mito, ya que con el movimiento hippie en plena efervescencia el folk y la psicodelía serían sus primeras fuentes.

La figura que más le marcaría en sus comienzos sería el mísmisimo Bob Dylan. De hecho, se inspiraría en él para adoptar su nombre artístico, tomando las dos primeras palabras del nombre de su ídolo (Bo) y las tres últimas del su apellido (Lan), es decir, Marc Bolan. Sin embargo, sus primeras grabaciones las firmaría con el nombre de Toby Tyle y posteriormente como John’s Children. De esa época es la primera canción que llamaría ciertamente la atención del público, titulada “Desdemona”, que data del año 1967 y que sería censurada en la BBC por su provocativa letra.

Sería entonces cuando uniría sus fuerzas a las del percusionista Steve Peregrin Took fundando Tyrannosaurus Rex. Corría el año 1968 y publicarían entonces el que iba a ser álbum de debut, al que le darían un título larguísimo y casi imposible de recordar de memoria. Coged aire que ahí va: “My People Were Fair And Had Sky In Their Hair … But Now They’re Content To Wear Stars On Their Brows”.

El que quiera encontrar similitud entre el sonido de este primer disco y el que llevaría a Marc Bolan a ser considerado uno de los revolucionarios del mundo de la música moderna que no lo busque aquí, porque en este “innombrable” primer trabajo las influencias “Dylanianas” son totales, con un sonido clara y rotundamente folk.

No hay más que escuchar este “Child Star” para darse cuenta de que la música de su primer disco no tiene absolutamente nada que ver con el glam-rock. La de los siguientes, tampoco.

Sería habitual a lo largo de la carrera de Marc Bolan y los suyos el publicar sencillos fuera de los álbumes que iban apareciendo en el mercado, por lo que no es de extrañar que se publicaran dos sencillos al margen de su primer disco que, curiosamente, tendrían más éxito que cualquiera de las canciones en él incluidas.

La primera de ellas llevaría el título de “Debora” y puede considerarse como una de las canciones más importantes de esta primera época, extendiendo sus tentáculos incluso hasta su segundo disco, como luego os contaré más detenidamente.

Pero sería el otro sencillo publicado al margen del disco de debut del dúo el que nos mostraría un atisbo de lo que pocos años después iba a convertirse en uno de los grandes acontecimientos musicales de aquella época y el nacimiento del glam-rock.

Las diferencias a la hora de entender la música entre Bolan y Pregrin marcarían el futuro del grupo, ya que mientras que éste último se mostraría siempre fiel al sonido folk, Bolan quería evolucionar hacia otros sonidos y no quería encasillarse en un único estilo. En este segundo sencillo, “One Inch Rock”, podría advertirse diafanamente lo que estaba por venir.

La creatividad del dúo era bastante grande y en ese mismo año 1968, apenas tres meses después de la publicación de su disco de debut, aparecería el segundo disco, que mantendría unas pautas bastante similares a las del primero. En esta ocasión elegirían un título más corto pero igual de llamativo y pretencioso: “Prophets, Seers & Sages: The Angels Of The Ages”.

Lo cierto es que este segundo disco no es otra cosa que una extensión del disco de debut. No hay más que comprobar el tema que abre este nuevo trabajo, titulado “Deboraarobed” y que no es otra cosa que una nueva versión de “Debora” que como ya hemos visto fue publicado como sencillo al margen de su primer trabajo.

Posiblemente por el exceso de rapidez con el que sería publicado con respecto al anterior trabajo, el disco no tuvo demasiado tirón en cuanto a ventas y listas de éxitos, pero con el paso de los años los críticos consideraría que es su trabajo de la primera época mas subestimado e infravalorado, elogiando canciones como “Salamandra Palaganda”.

Sus ansias de triunfar iban a toda mecha y en el año 1969 aparecería en el mercado su tercer disco, un trabajo más cuidado y en el que su sonido daría otro pasito hacia adelante rumbo a la senda del glam rock, algo  que originaría las primeras rencillas entre Bolan y su compañero de viaje de ese momento. El disco en cuestión llevaría el título de “Unicorn”.

Este disco sería el primero en publicarse en los Estados Unidos y como principal novedad traería consigo la introducción por primera vez de una guitarra eléctrica a la hora de interpretar algunas de las canciones que lo formaban. Este cambio, pequeño en principio pero que resultaría determinante para el futuro del grupo, le daría una nueva dimensión a la música de Tyrannosaurus Rex.

De cualquier forma, la mayoría de las canciones de “Unicorn” seguían los patrones habituales en la música del dúo. Temas cortos de una duración de no mucho más de dos minutos, ritmos folk y ese pequeño toque psicodélico de aquella época, algo que puede apreciarse por ejemplo en “Pon A Hill”.

Sin embargo, la aparición de la guitarra eléctrica en alguna de las canciones de este disco sorprendería a muchos y serían estos temas los que mas calarían en el público norteamericano, por lo que no es de extrañar que la intención de Bolan fuera la de seguir explorando en ese terreno, pese a que su compañero Peregrin no estaba de acuerdo en absoluto.

La canción más representativa de esta evolución posiblemente sea “Chariots Of Silk”, un tema en el que empiezan a percibirse ciertos cambios a la hora de componer. La semilla del glam-rock estaba sembrada.

Éste sería el último disco en el que Bolan contaría con la compañía de Seve Pregrin Took, ya que las diferencias de criterio sobre la música que hacer en el futuro les llevaría a partir cada uno por su lado. Peregrin, partidario de seguir con el sonido que habían hecho hasta entonces se convertiría en músico de estudio, mientras que Bolan seguiría adelante con su proyecto Tyrannosaurus Rex pero con un considerable lavado de cara.

No tardaría Bolan en encontrar un nuevo compañero que le complementara en tareas de percusión. Se trataría de Miickey Finn y juntos publicarían el último disco que iría firmado como Tyrannosaurus Rex, “A Beard Of Stars”, el cual saldría al mercado en el año 1969.

Poco a poco, Bolan iba apartándose del sonido de sus primeros discos, pero no quiso romper drásticamente con ese estilo que le había llevado a convertirse en un músico conocido para el público, por lo que algunas canciones tenían el sabor de siempre.

Además, Bolan quiso ser agradecido con el que había sido su compañero durante tres años, por lo que una de las canciones que se incluiría en este disco, titulada “King Of The Rumbling Spires”, sería una de las últimas que compusieron juntos y significaría un pequeño homenaje hacia Steve Peregrin Took.

Pero la canción que más trascendencia tendría sería sin duda alguna “By The Light Of A Magical Moon”, un tema que tuvo una gran aceptación en el Reino Unido y que en Estados Unidos recibió muy buenas críticas. Podría considerarse que estábamos ante el primer sencillo con cierto éxito de su carrera y ante la canción que ponía el cierre a la primera etapa de la andadura de Marc Bolan.

Finalizaba la década de los 60 y nos adentrábamos en el año 1970, momento en el cual Bolan decidió cambiar de arriba a bajo todo lo que venía haciendo. Empezaba una nueva época con cambios muy significativos, siendo el mayor de todos el del nuevo nombre que adoptaría el grupo, acortando su denominación de siempre, para pasar a llamarse a partir de ese instante simplemente T.Rex.

Con este nuevo nombre, aparecería ese mismo año el que puede considerarse primer disco de una nueva etapa bajo el título de “T.Rex”, para que no hubiera equívocos sobre los cambios que se estaban produciendo.

De este disco saldrían dos canciones que tendrían bastante éxito, convirtiéndose en los temas más populares hasta ese instante de Marc Bolan. Todavía no se llegaba al sonido glam que estaba a la vuelta de la esquina, pero T.Rex se mostraban bastante más eléctricos que Tyrannosaurus Rex.

Daba la impresión que Bolan lo tenía todo programado y no quería que el cambio fuera demasiado brusco, por lo que este disco se quedaría a medio camino entre lo que habían sido y lo que iban a ser, dejándonos canciones como “One Inch Rock”.

No acabarían aquí los cambios introducidos por Bolan en el grupo, ya que desde ese momento pasarían de ser dos a ser cuatro los miembros que lo formarían, con la entrada en escena de Howard Kaylar & Mark Volman que serían los encargados de hacer los coros en cada una de las canciones del disco.

Estos cambios no pasarían desapercibidos par los aficionados de la música que empezarían a tomar muy en serio a partir de ese instante a T.Rex. Tan en serio los tomarían que llevarían por primera vez al top 2 en el Reino Unido a una de sus canciones, concretamente a “Ride A White Shawn”, el que puede considerarse como el primer gran éxito de su carrera.

Si algo caracterizó la carrera de Marc Bolan fue su gran inteligencia a la hora de ir dosificando los cambios que tenía en su privilegiada cabeza. Su evolución no era brusca sino que iba paso a paso, hasta lograr en el año 1971 terminar ese proceso de cambios con la publicación del disco que iba a suponer la revolución musical de aquella época y, posiblemente su gran obra maestra, aunque su época de éxito no haría más que empezar.

Antes de la publicación de su nuevo disco, Bolan publicaría un sencillo como adelanto de lo que estaba por venir. Una canción con el sonido que tanto tiempo llevaba buscando y que por fin había encontrado. Un tema muy sencillo pero a la vez trabajado, con un estribillo plagado de “la la las” y una melodía inconfundible. Con “Hot Love” nacería definitivamente el glam-rock.

“Hot Love” lograría un tremendo éxito y serviría para que el público en general se mostrara muy interesado en saber lo que iba a contener su nuevo trabajo que bajo el título de “Electric Warrior” iba a convertirse en una auténtica revolución musical y el disco de referencia de muchos artistas que tomaría a T.Rex como auténtica banda de cabecera para realizar su música.

La formación de T.Rex mostraría importantes novedades. Para lograr ese sonido que siempre había soñado, Bolan reclutaría a dos nuevos miembros, un bajo y un batería que no serían otros que Steve Currie & Bill Legend, que se convertirían de esta manera en dos de los miembros míticos de la banda más importante del glam rock.

El disco llegaría al número uno en el Reino Unido y se convertiría en el disco del año en medio mundo. Las críticas fueron inmejorables y T.Rex empezarían a convertirse en un grupo de masas gracias en gran medida a una canción que con el paso del tiempo se ha convertido en un clásico del rock, su canción mas conocida y un auténtico himno del glam rock. Podría decirse que sin esta canción no podría entenderse la música de Marc Bolan.

Como muchos os habréis imaginado me estoy refiriendo a “Get It On”, esa mítica canción tantas y tantas veces versionada, tantas y tantas veces utilzada en bandas sonoras de películas y sin duda alguna la canción más importante de la historia de T.Rex. Un número uno mundial que lanzaría a Bolan y los suyos al estrellato. Por cierto, su título original es “Get It On”, pero por motivos que desconozco, en Estados Unidos se publicaría como “(Bang A Gong) Get It On”. Sea cual sea el título es una auténtica obra maestra.

Lejos quedaban aquellos principios como dúo, con una sencillísima música a ritmo de folk. Los nuevos tiempos habían dado paso a un sonido más eléctrico y peculiar, algo no escuchado hasta aquel entonces y que se iba a convertir en una moda a partir de entonces. “Electric Warrior” iba a ser la fuente de inspiración de muchos artistas a partir de ese instante y T.Rex la banda a imitar de aquella época.

El disco estaba repleto de buenas canciones y cada sencillo que se publicaba se convertía de inmediato en un grandísimo éxito, colocándose con facilidad en los primeros puestos de las listas de éxito, como sucedería con “Jeepster”.

El lavado de cara había sido radical. Todo había cambiado, hasta la duración de las canciones había “evolucionado”. En sus primeros discos rara era la que superaba los dos minutos y medio y ahora casi todas alcanzaban los cuatro minutos. Parecían artistas distintos, pero en realidad eran el mismo. ¿Difícil de explicar? En absoluto, era puro talento.

La nueva manera de hacer música de Bolan y T.Rex parecía estar hecha exclusivamente para canciones fuertes, rockeras, duras, pero lo cierto es que cuando interpretaban alguna balada mostraban la misma calidad. Dentro de “Electric Warrior” se incluye la que puede considerarse como su primera balada exitosa. Una canción tierna, lenta, dulce pero que gracias a su sonido “glam” termina envolviéndote. Me estoy refiriendo a otro de sus clásicos, “Cosmic Dancer”.

Lo que está claro es que “Electric Warrior” marcaría un antes y un después en la carrera musical de T.Rex y en el mundo de la música moderna. Hasta ese momento eran un grupo elogiado y con cierto reconocimiento, pero desde el año 1971, año de aparición del disco, se convertirían en una de las grandes bandas de principios de los 70.

Lo mejor de todo era que éste no había sido nada más que el principio y que a partir de ese momento los éxitos iban a venir uno tras otro hasta que un desgraciado incidente pondría final a todo, pero eso os lo contaré en la siguiente edición de “La Graminola”. No os la perdáis que viene cargada de una música espectacular.

Hasta la próxima, Graminoleños.

JUAN JOSÉ GOMARIZ