Birthmarked #1 | 495pp
En un mundo futuro agostado por el sol inclemente, donde el agua es más valiosa que el oro, hay quienes viven dentro de las murallas del Enclave y quienes, como Gaia Stone, comadrona de dieciséis años, viven extramuros. Gaia siempre ha creído que su deber, como el de su madre, es entregar una pequeña cuota de bebés saludables a los residentes del Enclave a pesar de que, fuera del recinto, nadie vuelve a tener noticia de ellos. Sin embargo, cuando aquellos a quienes sirve tan escrupulosamente, encarcelan a sus padres, se cuestiona todas sus creencias. Gaia solo puede hacer dos cosas: entrar en el Enclave para rescatar a sus padres o morir intentándolo.
Si te enteraras de que tu padre y tu madre no son tus padres biológicos… ¿cambiaría algo para ti? ¿La sangre tiene alguna importancia en nuestros sentimientos? Son preguntas que vuelan por mi mente una vez he terminado de leerme “Marca de nacimiento”, una lectura que, después de una oleada de críticas magníficas, prometía explotarme la cabeza por su desbordante originalidad, fantasía a chorros y su romance no apto para cardíacos.
“Marca de nacimiento” ha sido una lectura entretenida y frenética. A pesar de su fiero grosor (rozando las 500 páginas), las hojas se dilapidan con una facilidad pasmosa, ya sea por la intriga que nos mueve a saber qué ocurre tras el Enclave o por un estilo narrativo ágil y sin tropezones muy evidentes. Lo cierto es que acabé antes de lo esperado esta novela que han glorificado como una de las grandes joyas del año, la cual pasó las fronteras de lo extranjero a petición popular. Es tan grande el boom que ha tenido este pequeño retoño que, tal vez, llegó a mis manos demasiado hinchado y caliente. ¿Y sabéis qué? Me terminó quemando. Os escribo estas humildes letras con la yema de los dedos hirviendo, quejumbrosos de una lectura que me ha dado tanto una de cal como de arena. “Marca de nacimiento” es una distopía diferente a Los Juegos del Hambre o Delirium; una historia comparada con grandes obras maestras de la literatura como "1984" de George Orwell o “Un mundo feliz” de Aldous Huxley; una novela que nos depara un mundo que puede gustarnos o disgustarnos; sea como sea, Caragh M. O´ Brien se ha tirado a la piscina y nos ha hablado de los estamentos sociales, del incesto, del mercado negro, de la fealdad y belleza impresa en el alma de las personas y ha creado un nuevo mundo destruido por la frialdad del ser humano. Situaos en un universo en el que no existe la energía, en el que el agua es un bien más que preciado, en el que el petróleo ha desaparecido dejando un rastro de miseria tras de sí; un lugar donde el sol no deja de brillar, fuerte y peligroso, tras nuestras espaldas. Ahora agregad una nota de opresión sobre un pueblo pobre que se ve obligado a entregar sus retoños a un gobierno que los observa constantemente, que tanto les da como les quita. El resultado es una sociedad desgraciada que cree vivir en un mundo correcto pero que, en el interior, se está cayendo a pedazos por la corrupción y la devastación moral. Caragh M. O´ Brien intentó hacernos pensar y para ello creó a la pequeña Gaia, la chica fea de la historia que tiene un alma hermosa que encandila sólo a aquel que quiere verla de cerca. La fuerza de esta protagonista se basa en el amor a su familia, la esperanza de un mundo mejor. Las enseñanzas de unos padres humildes e inteligentes corren por sus venas y, mediante sacrificios a lo largo de la historia, nos demuestra que está dispuesta a cualquier cosa por ellos. Con ella estará el Capitán Grey, un galán con pasado turbio y gesto taciturno que huye de los tópicos chulescos y donjuaneros, convirtiéndose en un héroe interesante y con un porte talante y distinguido. Hay que agradecerle a la autora que no cayera en un amorío adolescente cualquiera y que evitara, cuánto más mejor, las escenas amorosas entre este par de muchachos. Con esto os quiero decir que os olvidéis de demasiadas escenas empalagosas porque no las habrá. En cambio, tendremos acción e intriga, mezcladas con una suerte de adivinanzas (unos códigos que esconden más de lo que parece) y en donde la autora ha querido lucirse con sus conocimientos en numeración y cifrado, jugando con el ingenio del lector, mientras lo pone a prueba para ver si es capaz de descubrir el pastel antes de que venga el glotón de turno y se lo devore. Yo no soy de esos afortunados, no pude adivinar cómo descubrir el mensaje cifrado en la cinta, pero sí adiviné qué ocultaba y es justo ahí donde empieza a torcerse esta torre tan bien erguida, cual Bastión, lleno de celdas frías y oscuras, atacado en plena Revolución francesa.
“Marca de nacimiento” no ha sido la impresionante lectura que me habían prometido. Ha sido un plato divertido y entretenido pero, conforme avanzaba en mi lectura, me he ido encontrando con diferentes puntos flojos, típicos agujeros negros donde podía meter mi mano entera; no he podido evitar soltar una risa sarcástica al adivinar cada movimiento de Gaia en este tablero de ajedrez y, ¿sabéis qué?, hice Jaque Mate en cada ocasión. Supe cómo terminaba, supe en qué momento iba a aparecer un aliado y supe en dónde desaparecería toda la posible esperanza. Las escenas que debían encogerme el corazón y sacarme alguna lágrima me parecieron rudimentarias y rayando el melodrama más absurdo, por lo que sólo me arrancaron alguna risita o un bufido de indignación y, tanto Gaia como los otros personajes, me mostraron un túnel fangoso y negro, lleno de fallos e incongruencias; sin ir más lejos, Gaia es un personaje incongruente, falto de realismo y totalmente hueco, semejante a una carcasa a la que han colmado con grandes cualidades pero que no logra las expectativas: Si yo os dijera ahora mismo que el sol no es una estrella sino un marciano vestido de amarillo, ¿cuánto tiempo tardaría vuestro cerebro en asimilar esa afirmación que niega todo lo que habéis aprendido durante toda vuestra vida? Lo que no puede hacernos Caragh M. O´ Brien es vendernos a una protagonista que está conforme con su vida, que hasta justifica el arresto de sus padres y cree a pies juntillas lo que dice el Enclave y que, de la noche a la mañana, se convierte en una rebelde valiente y atrevida. Luego tenemos su actitud totalmente errante con el Capitán Grey -que desde un primer momento se nota a todas luces que se convertirá en el futuro marido de Gaia-, a quien primero le tiene mucho respeto y miedo y, luego, justo cuando de verdad debe temerle (está a punto de, por lo menos, ser condenada a muerte por su actitud traicionera y límite), se permite el lujo de ser “sarcástica” y maleducada con él. Seamos sinceros: en una situación similar, lo cierto es que ninguno de nosotros hablaría así al superior de una guardia y menos después de ver lo que Gaia ha visto. Realmente, la protagonista trata al Capitán Grey como a un novio, como a un chico al que conoce desde hace mucho tiempo y con el que puede permitirse el lujo de ser sobrada (y tened en cuenta que sólo se ven, durante todo el libro, cuatro veces). ¿Y qué decir de aquella ocasión en la que Gaia se entera de una desgarradora noticia? En vez de desmoronarse en la más absoluta desesperación, se pone a charlar tranquilamente y hasta nos describe cómo es su interlocutora. No me vale de nada que, después de cuatro hojas de fría conversación, se tumbe en la cama y llore amargamente. Por otro lado, lo que tengo que reprocharle a la autora es un ritmo irregular y una confusa línea temporal: a ti te parece que no ha pasado ni un día y resulta que han pasado tres semanas, dificultando la comprensión y el disfrute del universo y la trama en general. Finalmente, tenemos un desenlace abierto calcado al de “El dador de recuerdos” de Lois Lowry, y en el que nos damos cuenta de que la novela ha terminado y no hemos sacado nada en claro, por lo tanto, la obra se convierte en una mera introducción de, espero, algo más grande y, tal vez, más emocionante.
A pesar de que creo que Caragh M. O´ Brien ha desaprovechado una oportunidad única para enamorarme, lo cierto es que “Marca de nacimiento” es un libro original y una buena distopía Será un gran éxito entre el público joven porque dentro de sus casi 500 páginas se esconde grandes dosis de aventura, acción y fantasía. Tal vez no haya conseguido fascinarme pero he de confesar que me ha picado la curiosidad por descubrir qué se esconde tras “Prized” y “Promised”, las inminentes segunda y tercera parte.