Marcahuasi: la meseta en el cielo

Por Chango Mochilero

San Pedro de Casta a la distancia


Hola mochileros, ¿CÓMO ESTÁN? Yo acá súper ocupado con mil cosas en la cabeza y algunos proyectos en la mesa, pero siempre con todas las ganas de seguir escribiendo y compartirles rutas y destinos para que planifiquen sus viajes.

Esta narración es un poco difícil de contar, puesto que fue un viaje bastante planificado y con un asombroso despliegue de recursos y contactos. Pero todo para unas horas. Es un poco triste, pero debo decir que esos viajes son los que nos enseñan a ser más flexibles y en especial a ser tolerantes con la frustración y comprender que un viaje no es un destino, sino un proceso por el que pasamos y aprendemos. No es necesariamente el lugar donde vamos, es lo que hacemos al llegar. 


Wooooah! :)

El destino era Marcahuasi, la gran meseta, y debo decir que hasta ahora todas las veces que había ido me había quedado una noche. Pero me había percatado (y es algo que me han comentado además otras personas) de que al llegar estás un poco matado y en la noche es aún peor. Sólo a la mañana siguiente las energías han vuelto al cuerpo y es posible dar unas vueltas por los alrededores. Entonces todo tenía sentido: si tardo un día en adaptarme, entonces quedarnos dos noches sería la solución.LAS PREVIAS
No soy un tipo muy organizado, pero para esto de viajar me esmero muchísimo, más de lo normal. Hechas las coordinaciones teníamos hospedaje, burros, caballos, la movilidad que nos recogería de lima, etc, etc, etc. ¡Todo bien! Alisté todo lo que necesitaba, incluyendo cocina y todo lo demás. Incluso, compré bolsas de dormir para Cristina y para mí. Todo preparado: la movilidad bien confirmada al igual que los otros servicios, era sólo cuestión de partir. 

LA SALIDA

Hospedaje municipal de San Pedro de Casta

Con un poco de retraso salimos de lima y nos dirigimos hacia San Pedro. Claro que lo complicado sería salir de Lima y llegar a Chosica, ustedes saben: viernes por la noche, carretera central, semana santa... En fin, después de muchísimo tiempo y largas colas, logramos llegar a Chosica donde hicimos una breve parada para que el chofer pudiera recargar su automóvil y de paso estirar un poco las piernas. Una vez de nuevo en camino hicimos otra breve parada en Santa Eulalia y después, directo a San Pedro de Casta. Y así llegamos a nuestro destino, unas 5 horas después de salir de Lima.

SAN PEDRO DE CASTA


San Pedro de Casta (Plaza)

Una de las cosas que me llamó la atención es que la pista de San Pedro estaba en excelente estado, y pude percatarme que en realidad era nueva. ¡Habían hecho unos cuantos cambios a San Pedro de Casta! Llegamos a la plaza y buscamos al señor XXX, quién es uno de los responsables del tema turismo en la comunidad. Conversamos con él y nos llevó al hospedaje que habíamos reservado. 

Antes de empezar la subida, ¡desayuno ligero!

A la mañana siguiente nos levantamos con mucha energía y ganas de continuar. Desayunamos algo ligero y nos preparamos para partir, recogiendo las cosas y buscando la mula, caballos, etc. 

Acondicionada oficina de Turismo (y de la comunidad)

Al acercarnos al área de turismo nos percatamos de que la organización había cambiado un poco, pero seguían tan eficaces como siempre. Se acercó el arriero que nos llevaría e hicimos algunas compras necesarias de última hora (agua, leña, etc.). En este punto debo mencionar el gran nivel de organización que mostraron los pobladores, así como la amabilidad y la información que tenían disponible para los preguntones en los que nos convertimos los viajeros y turistas. Realmente un aplauso para ellos. Pero bueno, no me desvío, llegó el momento de empezar el ascenso.

LA SUBIDA

Iniciamos la caminata

Para mi sorpresa, incluso el camino hacia Marcahuasi había cambiado. Estaba liso y fácil de subir, habían construido paradas y miradores en toda la subida. ¡Me pareció increíble! Era mucho mejor de lo que alguna vez pensé con respecto a mejorar ese camino. En fin, continuamos el camino de subida, lentos y calmados. Incluso habían instalado un puesto de comida y bebidas (sólo en fechas altas), por lo que nos detuvimos a tomar un pequeño refrigerio: algo de tomar acompañando un delicioso choclo con su queso más. Luego me enteré de lo imprudente que fue, debido a que nos comentaron que a algunas personas el queso les choca en altura. Como sea, estaba buenazo y me cayó preciso en ese momento. Como sea, continuamos el camino y llegamos, luego de tres horas y media, a Marcahuasi.

Hospedaje construído en la subida a Markahuasi

MARCAHUASI


Para llegar hay que subir, subir y subir


La llegada a Marcahuasi no conllevó muchas incidencias: llegamos, armamos las carpas y después a tontear un momento. Pero la primera mala noticia llegó en ese instante: la cocina nunca llegó a Marcahuasi. O bien se quedó en el carro o bien en mi casa. Teníamos al frente la primera dificultad: cocinar. En especial porque gran parte del plan era pasar el frío con café y aji-no-men en cantidades industriales. Ahora nada para comer y el clima estaba terrible: del frío al calor sin intervalos fijos, un tema. Aún así decidimos ponerle ganas y como se acercaba el momento de cocinar y sólo habían leños, pues... a cocinar a leña. 
Eso fue un poco complicado pero no sabíamos que Cris dejaría alma, corazón y vida en cocinar con la leña, y es que, a pesar de todas las veces que se apagó la fogata ella no cejó en un solo momento. Se había vuelto un reto personal. Es así como pasada una hora teníamos unos deliciosos fideos rojos servidos para el almuerzo. ¡Y de lo más fresco que puedan imaginar!

Markahuasi cubierto de niebla

Lo triste es que de los cinco que fuimos tres estaban mal, incluso la misma Cris, que al terminar de cocinar (como si hubiese invertido sus ultimas energías en hacer la comida) perdió hasta el apetito. Conversando con los caídos hice la consulta más obvia en esa situación: ¿Nos quedamos o quieren volver? La respuesta fue única: ¡Vamos! De modo que empezamos a empacar (¡y con que energías lo hicieron!) y emprendimos el regreso a San Pedro.
La bajada empezaba a ponerse  un poco difícil cuando vimos una movilidad que bajaba a San Pedro, le pasamos la voz y aceptó llevarnos de vuelta.

Bellos paisajes nos esperan en San Pedro de Casta  

Lo último fue llegar a San Pedro y esperar el bus que bajaba a Chosica. Si bien es cierto llegaríamos por la noche (bastante tarde) la gente andaba un poco bajoneada y nos arriesgamos a bajar. Claro que no sabíamos lo complicado que sería encontrar donde poder pasar la noche en Chosica. Pero al final encontramos donde y la verdad pasamos un buen día en Chosica.
Pero esa es historia de otro día. Un fuerte abrazo y ¡Sigan viajando!