Esto es lo que esperamos del Sevilla.
Esperamos que la mueva como esta noche y que marque las diferencias entre uno y otro equipo cuando se enfrente a conjuntos de inferior calidad y el de esta noche lo era, por muy arriba que haya quedado en su liga, por muy lleno que se encontrara esta noche el estadio local y por mucho que el entrenador casero haya querido asustar en la previa con la ilusión de una proeza casi imposible.
Esta noche hemos sabido aguantar la tímida embestida del Slask en los primeros minutos, más llevado por nuestros propios fallos que por méritos locales. Desde el mismo momento en el que nos asentamos, y fue pronto, cogimos las riendas del partido y comenzamos a asustar con llegadas peligrosas y con un Rakitic inconmensurable, dando todo un recital de pases en largo, asistencias en corto, cortes de balón y golazo desde cuarenta metros para culminar su gran actuación. A partir de ahí todo ha sido coser y cantar. El Slask pierde todo el fuelle que tenía y nosotros nos asentamos aun más en el campo teniendo incluso opciones claras de firmar una goleada de escándalo, si es que la endosada a los polacos no la podemos considerar como tal.
Cambios en la segunda mitad para dar descanso a los titulares y oportunidad a los canteranos Puerto y Cotán que prácticamente no han tenido trabajo para complicarse. Bien Jairo en la segunda parte, incisivo y correoso y muy bien Bacca, demostrando ser el delantero titular de este Sevilla.
Mañana a mediodía estaremos en el bombo de los buenos. Un bombo repleto de buenos equipos a los que habrá que sufrir para hacer un buen papel en esta UEFA. Tenemos equipo para hacerlo bien, muy bien, y esperemos que al menos dejemos buena impresión por Europa.