El cómic de Lewis, Powell y Aydin describe algunos acontecimientos históricos fundamentales del siglo XX, como la Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad de 1963, y arroja luz sobre uno de los hechos más vergonzante y dramático de la historia reciente de las democracias liberales: la segregación racial en Estados Unidos. John Lewis fue uno de los miembros fundadores y posterior presidente de la SNCC (Comité Coordinador Estudiantil No Violento), uno de los movimientos que más trabajó por el final del racismo social y político en los Estados Unidos. La obra se acerca a los acontecimientos históricos sin remilgos ni medias tintas, desde la posición privilegiada que ofrecen los recuerdos de un testigo directo como Lewis. El lector asiste espantado al teatro de deshumanización y barbarie que, durante décadas, protagonizaron los estados sureños de Estados Unidos. Somos testigos de las matanzas y atrocidades que los ciudadanos de ciudades como Nashville, Liberty, Montgomery, Selma o Birmingham cometieron contra sus conciudadanos negros ante el silencio cómplice del resto del país y de su clase dirigente.
Así, paso a paso, fecha a fecha, el lector es testigo −entre el extrañamiento y alivio− del triunfo de la razón. Sin testimonios directos como el de John Lewis no resultaría fácil ponerse en la piel de aquellos que, hace tan sólo unas pocas décadas, sufrieron la tiranía y el desprecio de una sociedad que se suponía libre y democrática. Si no fuera por páginas como las de March, parecería que aquellos eventos infaustos nunca sucedieron. La obra de Lewis, Aydin y Powell se nos antoja necesaria, porque nos enseña que un día hubo alguien que estuvo dispuesto a luchar y a morir por esos mismos derechos civiles que, con gran irresponsabilidad cívica, algunos políticos y ciudadanos de dudosa catadura democrática se empeñan en trivializar cada día. Por todo ello, este libro es una piedra más en la batalla por la memoria histórica y por la defensa de los derechos humanos.