80.000 espectadores asistirán esta noche el Reliant Stadium de Houston para intentar ser testigos de la victoria de la Cenicienta sobre un gigante dormido. Butler y Connecticut se enfrentan en una Final Nacional totalmente impensable a principios de este 2011, cuando ni Bulldogs ni Huskies atravesaban momentos dulces.
El antagonismo se personaliza en este duelo entre la Universidad pequeña y el gran programa baloncestístico. Mientras Butler representa al esfuerzo colectivo, el todos por encima del uno, el arrimar el hombro para lograr conseguir un punto más o un rebote más, Connecticut es la centralización del talento en un jugador superlativo como Kemba Walker. El combo-guard surgido del Bronx es a la definición de "jugón" lo que Matt Howard es a la de fajador, conceptos enemigos en jugadores diametralmente opuestos. Probablemente la salida la pasada temporada de Gordon Hayward restó enteros a unos Bulldogs que nadie debe olvidar mantiene a su entrenador, Brad Stevens, que ya renovó hasta 2012 tras la Final Four del año pasado, además de a la mayor parte de las piezas básicas del proyecto, como Shawn Vanzant, Ronald Nored, el nombrado Matt Howard o el compañero de fatigas de Hayward, Shelvin Mack.
Por el contrario, Connecticut sabe lo que es otorgar la confianza a un entrenador. Jim Calhoun está disputando su 26ª temporada al mando de los Huskies, un programa al que consiguió poner en el mapa baloncestístico mundial a base de reclutamientos de primer nivel, consiguiendo crear estrellas del baloncesto Mundial de modo diferente a lo que hoy día personaliza John Calipari. La camiseta azul marina de UConn la han vestido jugadores como Ray Allen, Caron Butler, Charlie Villanueva, Emeka Okafor, Ben Gordon, Rudy Gay o Richard Hamilton. Además, otros proyectos de jugadores que se quedaron a medio camino entre el estrellato y una carrera decente, como Josh Boone, Marcus Williams, Khalid El-Amin o Hasheem Thabeet. Todo esto no deja nada más que a descubierto la potencia de un programa que disputa su cuarta Final Four en 12 años, la tercera Final tras los títulos de 1999 y 2004. Kemba Walker intentará estar en el primer grupo.
La clave del partido se llama Kemba Walker y no sorprende a nadie. Mientras que Connecticut basa su éxito en lo que pueda aportar el neoyorquino, ya bien sea desde la anotación o aprovechando los dobles marcajes encontrando a sus compañeros, Butler sostiene su sistema defensivo, ese que le da el éxito, en la defensa a los exteriores del equipo rival. Los porcentajes provocados a los jugadores exteriores de los rivales en este Torneo demuestra la gran labor, siempre de equipo, que realizan estos Bulldogs. Los exteriores de VCU se quedaron en un 8 de 33 en lanzamientos; los de Florida en 8 de 29; los de Wisconsin en 12-40. En estos tres partidos (los de un juego más puro de Butler), los Bulldogs dejaron a sus rivales en un 18 de 65 (27'7%) en lanzamientos de tres puntos. Con estos ingredientes nos queda una aportación obligada de un juego interior de Connecticut que esperemos no se haya olvidado que también deben tener su parte de éxito en esta fiesta. Alex Oriakhi, el segundo máximo anotador del equipo esta temporada y principal referencia interior, ha anotado 33 puntos en los cinco partidos de este Torneo después de promediar casi 10 durante el resto de la temporada. De ahí que la clave de ambos equipos se solapen, de forma que para que Butler tenga éxito, debe esperar que Connecticut sea fiel a su juego. Para que los Huskies marquen la diferencia, deben rendir más por dentro que por fuera, algo que resulta ideal para los de Indiana (ver números de Macklin o Skeen en los últimos partidos).
Final abierta, inédita, desequilibrada en cuanto al recorrido de ambas universidades y la historia que les precede. 80.000 almas pendientes de ser testigos por fin del ascenso de Cenicienta al cielo de los cuentos de hadas. Lo que unos diablos les robaron hace ahora un año en su casa, en Indianapolis, que no lo hagan unos Huskies bajo el sofocante sol de Houston. Pero enfrente está Kemba Walker, el último ídolo del Playground, el Señor del Bronx.