Pero a pesar del paso del tiempo, los jóvenes no han aminorado su marcha. La Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), principal organizadora de las protestas, anunció una nueva movilización para este jueves.
Esto, a pesar de que el martes, los estudiantes aceptaron la invitación del gobierno de Sebastián Piñera a conformar una mesa de diálogo.
"Queremos dejar claro que el inicio de este diálogo no condiciona nuestra forma de movilización", afirmó Camila Vallejo, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) y uno de las principales referentes de los manifestantes.
Hasta ahora las protestas estudiantiles han tenido en general una fuerte adhesión. La semana pasada, una marcha en diversas ciudades del país volvió a convocar a decenas de miles de simpatizantes.
No obstante, por el momento los estudiantes no han logrado que el gobierno ceda a sus peticiones. Piñera se ha expresado en contra del principal reclamo estudiantil: una educación gratuita.
Muchos creen que el plan oficial es dejar que las manifestaciones se desgasten y así pierdan fuerza. Pero ¿funcionará esta estrategia?
Apoyo ciudadano
Para los líderes estudiantiles, claramente no. Vallejo, advirtió recientemente que "esta lucha va a seguir".
"Nuestras demandas han llegado para quedarse", aseguró. "Hoy día el pueblo chileno despertó, está mirando hacia el futuro y quiere ser parte de ese futuro".
Una encuesta publicada esta semana por el Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC) pareciera confirmar la percepción de la joven activista.
Según el sondeo, el 89% de la población chilena apoya las demandas de los estudiantes. Ese respaldo es parejo entre personas de diversa edad, nivel económico y afiliación partidaria.
En tanto, en la medición, que fue realizada en agosto, la educación fue considerada el problema más importante en el país. Así opinó el 73% de los consultados, contra un 40% que resaltó la delincuencia, y un 38% que destacó la salud.
En la encuesta anterior, de mayo (mes en el que comenzaron las protestas estudiantiles) la educación había sido considerada un problema por sólo el 24% de los consultados, siendo la cuarta causa de preocupación ciudadana en el país.
¿Señales de debilitamiento?
Pero ¿es acaso la decisión de los estudiantes de aceptar dialogar con el gobierno –a pesar de que rechaza sus reclamos principales- una señal de que reconocen que no pueden mantener indefinidamente su protesta?
Para Mario Garcés Durán, director de la organización no gubernamental chilena ECO Educación y Comunicaciones, el movimiento estudiantil muestra "señales de desgaste evidentes", en particular entre los alumnos secundarios que mantienen tomados sus colegios.
Sin embargo, el experto dijo a BBC Mundo que la decisión de los estudiantes de hablar con el gobierno no equivale a una admisión de debilidad sino que es una muestra de pragmatismo.
"En los próximos días el gobierno presenta al Congreso su proyecto de presupuesto para 2012 y los estudiantes quieren influir en este tema, para garantizar más fondos y sobre todo una mejor administración de los recursos en Educación", afirmó.
Por su parte, el politólogo Manuel Antonio Garretón, de la Universidad de Chile, sostuvo que la decisión del gobierno de cambiar su postura anterior y aceptar las garantías que los estudiantes exigían como condición para entablar un diálogo, muestra la fortaleza que sigue teniendo el reclamo estudiantil.
"Hasta ahora el gobierno apostaba a una estrategia de agotamiento pero después de la masiva marcha de la semana pasada se dio cuenta de que eso no es posible", señaló.
¿Qué pasará de ahora en adelante?
En vista de que los estudiantes anunciaron su intención de continuar con sus movilizaciones mientras dialogan con el gobierno, ¿podría extenderse por tiempo indeterminado la protesta?
Garcés Durán cree que en la medida que avancen las negociaciones, los jóvenes volverán a las aulas.
"Seguramente los líderes estudiantiles se darán cuenta de que no se puede conseguir todo y tratarán de lograr algunas de sus reivindicaciones", estimó.
En su opinión, de extenderse la protesta, los estudiantes corren el riesgo de perder el apoyo unánime de la sociedad, que también está aquejada por otras preocupaciones, como el estado de la Salud Pública.
En cambio, Garretón vaticinó a BBC Mundo que si el reclamo estudiantil no se resuelve, la movilización, lejos de desgastarse, se ahondará y se ampliará, y podría llevar a la ciudadanía a exigir una reforma política.