El siglo XX es un siglo altamente conflictivo. En el mundo se inicia con el choque de los imperios en la I Guerra Mundial destruyéndose definitivamente la ingenua idea de progreso decimonónica: la técnica, que habría de liberar, ha sido utilizada para destruir. Su final, en 1918, no será sino una pausa para la siguiente guerra. Igualmente, surge por estos años en Italia y Alemania el fascismo, y en la Unión Soviética el comunismo. Son los fenómenos de masas que tanto preocuparon a Ortega y que motivaron la escritura de su obra más divulgada en todo el mundo: La rebelión de las masas. Uno de los síntomas de la decadencia de Occidente a manos de las masas sociales es la de afirmar que la masa no prefiere otras épocas, anteriores o venideras.La sociedad actual está satisfecha con su tiempo. Se cree la superior a cualquier otra época. Y sin embargo estaba claro que se trataba de un punto de inflexión y que la tragedia que ya preludió Nietzsche para el siglo XX se avecinaba ya. Así, el periodo de entreguerras se vive como un momento dramático en el cual todo parece abocado a otra guerra mundial y que tiene como un momento anterior fundamental a esta la guerra civil española. En 1939, al finalizar la contienda en España, comenzará la Segunda Guerra Mundial. Tras la victoria aliada en 1945 sobre las potencias fascistas de Alemania, Italia y Japón, se dividirá el mundo en dos bloques comandados por EEUU, el bloque capitalista, y la URSS, el bloque comunista, provocando la llamada guerra fría. En España, este mundo en crisis se agudiza aún más desde el inicio de siglo, con la pérdida de las últimas colonias españolas y el derrumbe definitivo del Imperio (1898). Así, un grupo de intelectuales, la Generación del 98, pretenden algo que influirá enormemente en Ortega: estudiar el “problema de España” desde el ensayo, la literatura o la poesía. De esta generación será deudora la del 14, o Novecentismo, a la que pertenece Ortega. El reinado de Alfonso XIII no satisface las ansias de cambio y la dictadura de Primo de Rivera, la guerra de África y la “dictablanda” de Berenguer provocan la caída del escaso prestigio que le quedaba a la monarquía. Alfonso XIII abdica y se proclama, 1931, la Segunda República. Al principio es apoyada por Ortega, pero al no resultar como él esperaba pronto se desengaña, alejándose progresivamente de la política. Finalmente, al comenzar la Guerra Civil (1936-39), Ortega se exilia para volver en 1945 con la dictadura de Franco. La primera mitad del siglo XX supone un momento de cambio. Rotas las ilusiones en el eterno progreso, el mundo entra en una crisis que concluirá con la II Guerra Mundial. Por un lado, surge la sociedad de masas (que Ortega analizará en su obra La rebelión de las masas), caracterizada por la fabricación en serie, la mejora de las condiciones económicas y laborales, y el consumo. En arte surgirá una nueva forma expresiva, el cine, y las vanguardias, tanto en artes plásticas (dadaístas, surrealistas,...), como en literatura (Kafka, Joyce,...) romperán definitivamente con el Realismo burgués. A esta ruptura Ortega trata otra de sus obras más importantes: La deshumanización del arte. En el mundo científico también habrá un cambio de paradigma con la Relatividad (Einstein) y la Mecánica Cuántica España vivirá una época de renacimiento cultural con hombres destacables en la ciencia (Ramón y Cajal), y en las artes (la Generación del 98 y del 27). Surge una generación de intelectuales preocupados por las cuestiones sociales.
Tampoco la filosofía será ajena a este cambio. En la primera mitad del siglo XX dominan las filosofías vitalistas (Bergson y Ortega en España), el Psicoanálisis (Freud), la Fenomenología (Husserl y Heidegger), el Existencialismo (Sartre), el Marxismo (con distintas interpretaciones) y el Neopositivismo (Russell). La mayoría de ellas son desarrollos, muchas veces originales, de los grandes pensadores del s. XIX, Hegel, Nietzsche, Marx..., y no solo se plantean ya los típicos problemas filosóficos sino también el propio papel de la filosofía como conocimiento. En España, además del propio Ortega y la Escuela de Madrid (sus discípulos), está la figura de Unamuno que desde cierto irracionalismo intentará enfrentarse al mismo problema orteguiano: la vida. Por último, la revista fundada por Ortega, Revista de Occidente, es desde la que los intelectuales reflexionan sobre todo tipo de temas. Esta revista fue fundamental para divulgar en lengua castellana la teoría de la relatividad de Einstein, quien pasó por la Residencia de Estudiantes de Madrid.