Marco Rubio revela como funciona la “democracia” de la OEA

Publicado el 29 marzo 2017 por Santamambisa1

Por Norelys Morales Aguilera.

El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó, sin el consentimiento de Venezuela la discusión de los asuntos internos de ese país en una sesión extraordinaria, decisión que contraviene los principios establecidos en la Carta Democrática Interamericana de esa organización.[1]

Sin embargo, el Consejo de la OEA terminó su sesión del martes 28 de marzo de 2017 sobre Venezuela, sin aprobar la Carta Democrática ni el comunicado de la coalición de países de gobiernos de derecha, lo cual indica profundas diferencias en la entidad, que ha mostrado nuevamente su rostro intervencionista y por consiguiente antidemocrático.

El Consejo fue activado a petición de 14 países (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay), unos alineados a la política de Washington frente a sus pueblos y otros, bajo las presiones típicas de Estados Unidos, lo que fue confirmado por el senador de ultraderecha Marco Rubio.


Rubio, no vaciló en amenazar, este lunes 27, con lo que sucedería a República Dominicana, El Salvador y Haití (seguramente no son los únicos países) si no votaban contra Venezuela en la OEA. Así reveló cómo funciona la “democracia” de la OEA, al Nuevo Herald, medio oficioso de los ultraconservadores de Miami:

“… para nosotros va a ser bien difícil justificar la ayuda a estos países si ellos, al final del día, son países que no cooperan con la defensa de la democracia en la región”. [2]

Pero, lo más grave es que tales amenazas contra varios países, no son la bravuconería de un político del odio, sino que responden a la actuación intervencionista del Senado de los Estados Unidos, es decir de un legislativo que no tiene soberanía sobre ningún otro país que no sea el suyo.

El pasado 2 de marzo, legisladores y expertos pidieron en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, que el gobierno de Donald Trump presionara a los países de la OEA para aplicar la Carta Democrática a Venezuela.

En una sesión, del predio imperial, coincidieron en que Estados Unidos debía redoblar esfuerzos para contribuir a que Venezuela salga de “la crisis política y social” que vive, porque los cambios internos solo llegarán con más presión internacional. Se ve cómo los políticos estadounidenses no aprenden y siguen creyendo que el mundo es su feudo particular.

Mark Feierstein, quien hasta enero fue asesor de Obama y director para Latinoamérica en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, consideró en dicha sesión congresional, que la región “está mucho mejor posicionada” ahora para “amenazar” a Venezuela con la “suspensión” de la OEA que el pasado mayo, cuando el secretario general del organismo, Luis Almagro, invocó la Carta.

Feierstein fue explícito para los que aún dudan de las intenciones de Washington: “la paciencia con Maduro se ha agotado” y, por otro lado, los cambios de tendencia política “en Perú, Brasil y Argentina” hacen que “haya más países inclinados por tomar medidas” al respecto.

“¿Para qué tenemos a la OEA?” se cuestionó Marco Rubio. Lo ilustra la recomendación de la experta en Latinoamérica del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) Shannon O’Neil, quien dijo con anterioridad, que la presión multilateral “debe ser guiada por la OEA”.

“EE.UU. tendrá que tomar un papel de liderazgo en la OEA que será crucial para aplicar la Carta Democrática y si Estados Unidos da el paso, muchos países se sumarán”, indicó, pero la sesión del Consejo Permanente de la OEA hace dudar de que todos los países latinoamericanos y caribeños puedan ser amedrentados.

Al respecto, el senador demócrata Ben Cardin recordó que para aplicar la Carta “con dientes”, es decir, de manera contundente, se requiere que dos tercios de los 34 cancilleres de la OEA voten a favor de suspender a Venezuela del organismo.

Solo Estados Unidos puede lograr esa aritmética, según explicaron a Efe fuentes diplomáticas, porque es el único país con capacidad para convencer (¿convencer presionando?) a las naciones caribeñas -que durante años se han beneficiado del programa venezolano de combustibles con justicia, Petrocaribe- de que dejen de alinearse con Venezuela.

Más claro ni el agua: la OEA es un instrumento de la política imperial de Estados Unidos con protagonistas del odio y la imposición, como Marco Rubio, y que tienen peones como Luis Almagro, obsesionado por lucir ante el amo del Norte, que debiera recordar el desprecio que ganan los traidores: Roma traditoribus non premiat.

Notas

[1] http://www.avn.info.ve/contenido/oea-viola-normativa-interna-para-interferir-asuntos-internos-sus-miembros
[2] http://www.2001.com.ve/en-el-mundo/155786/marco-rubio-advierte-a-tres-paises-en-cuanto-a-votacion-sobre-venezuela-en-la-oea.html

(Tomado de Cuba Isla Mía)


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