Las palabras de Margallo tienen trampa y son inaceptable en política porque utilizan un recurso hipotético que está cargado de demagogia y que no suele utilizarse en los discursos políticos decentes del mundo. Cualquier ciudadano podría hacer hipótesis de ese tipo, como "Si España hubiera suprimido las autonomías, podría haber subido las pensiones y garantizado su cobro por todo un siglo" o también que "si los políticos corruptos y ladrones españoles y sus cómplices hubieran devuelto lo que robaron, España sería uno de los países mas prósperos del mundo" o también que "si el PP hubiera cumplido sus promesas electorales, Podemos no existiría" y hasta cientos de combinaciones mas, todas hipotéticas y potencialmente veraces.
"Si Rajoy no hubiera subido los impuestos y mentido, tal vez seguiría gobernando en Madrid y en muchas de las autonomías que ha perdido", "Si el PP hubiera regenerado la vida política española, como prometió a los que le votaron, habría ganado las últimas elecciones por mayoría absoluta", "Si el PP hubiera reducido el tamaño del Estado y ahorrado en el gasto público, España no sería hoy un país endeudado y con un futuro económico oscuro".
Las hipótesis son casi infinitas para un país como España, con déficits democráticos y éticos profundos: "Si Zapatero no hubiera gobernado, España tendría la mitad de los desempleados que hoy tiene", "Si Felipe González no hubiera abierto las puertas de España, de par en par, a la corrupción, España sería hoy la primera potencia de Europa", "Si España hubiera instituido una verdadera democracia tras la muerte de Franco, sería hoy un país decente y no la pocilga corrupta que es".
Las combinaciones son muchas: "Si en España existiera una Justicia verdadera y eficaz, ni el PSOE ni el PP existirían porque hace mucho tiempo que habrían sido precintados como partidos por sus fechorías y delitos" y también "Si España hubiera sido gobernada por políticos decentes e inteligentes, en lugar de ineptos, antidemócratas, corruptos y torpes, no existiría el problema catalán, ni el vasco y el número de desempleados y pobres sería inapreciable".
Las palabras de Margallo, tramposas e inaceptables desde una concepción decente de la política y de la democracia, son un ejemplo mas de la baja calidad de la democracia española y otra prueba de que los políticos españoles y sus partidos necesitan una profunda regeneración ética, si quieren recuperar el favor de los ciudadanos y eliminar el profundo rechazo que despiertan en una sociedad española que les espera a pie de urnas para castigarlos por sus abusos, corrupciones e injusticias.