Todo festival que se precie debe incluir propuestas que se salgan de los senderos trillados de las visiones cinematográficas habituales, que asuman riesgos y busquen nuevas formas narrativas. Un ejemplo perfecto es el festival de Locarno que con su competición anual ecléctica, hace preguntarse qué ingredientes contenía la pizza del Jurado el día de la selección. Y Márgenes, el festival online de cine de autor español, ha sabido incluir en su primera edición una muestra de algunas películas que levantan pasiones y que hacen que público se divida entre los que gritan a la obra maestra y los que se duermen ante un soporífico engendro.
Raya Martín, el enfant terrible, niño prodigio o mimado, según cada uno de los gustos personales, presenta Buenos días, España (de hecho, seleccionada en Locarno). Un OCNI (Objeto Cinematográfico No Identificado) en el que se habla de una Introducción a la Historia de la teletransportación entre España y sus colonias, un Viaje a la luna o el hecho curioso de un soldado filipino, destinado en Manila, que en la mañana del 25 de octubre de 1593, apareció de repente en México. Todo un programa.
Entre imágenes saturadas de color, un road movie mudo de Madrid al parque de Doña Casilda en Bilbao y su Museo de Bellas Artes, con una Pilar López de Ayala que, de nuevo, no tiene ni una frase en su guión. Resulta sorprendente que esta actriz se haya convertido en la intérprete silente del momento. Que yo sepa ya es el tercer director que le evita el problema de aprender un diálogo, tras José Luis Guerín y Manoel de Oliveira. Este director, amante del cine ruso y de la vanguardia americana de los años 50 y 60, estaría más próximo, en esta ocasión, de las experiencias surrealistas de los años 20 de Man Ray (L’étoile de mer, una verdadera obra maestra) o Fernand Léger (Ballet Mécanique). Salvando las distancias, por supuesto.
Otro exponente de lo más radical de la cinematografía de autor sería Ion de Sosa con True Love. Una mezcla de performance, accionismo vienés, retrato de una de las ciudades más creativas y excitantes de Europa, Berlín, y, casi se podría afirmar, un intento de resucitar The Factory de Andy Warhol.
Los que prefieran una narración habitual, Pablo Llorca presenta El mundo que fue (y el que es), más centrado en el contenido que en la forma. Lo importante es disfrutar de la selección, intercambiar opiniones y votar las películas. Buen festival a todos. Lo bueno de Márgenes es que hay para todos los gustos.